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19 junio 2015

AUSTRALIA 2015 june

Australia. “Solo” 23 millones de habitantes. A veces cuando uno observa un mapa no es consciente del tamaño de cada país o de cada continente.



Qué pasada!, es enorme, eh?: más del doble que Europa.

"Aussie" u “Oz” es el término slang amistoso con el que a los australianos les gusta que les llamen a ellos o a sus productos, y aceptado en todos los ámbitos. Algunos tips: lo difícil que es entender a veces a algunos australianos cuando hablan, lo limpio que está todo, es imposible encontrar un papel en el suelo. Muy poca, por no decir poquísima, gente en Australia fuma (el Marlboro a 23 euros!). Eso sí, cuando vas a comer o cenar, si pides agua no te la cobran. No escuché por las calles ninguna bocina de coche y ningún reproche a ningún conductor. Son muy deportistas, te encuentras a las 7h de la mañana mucha gente corriendo. No ves ni un policía por las calles ni en las carreteras, y en cambio la sensación de seguridad es total, como en ninguna ciudad del mundo he visto.

La gente es muy simpática y enseguida, por mi acento, me preguntaban de dónde era; también muy “british”, en el sentido “polite” del trato. Y, en general, todo es bastante caro (la actual cotización del euro tampoco ayuda: 1 AUD=0,7 EUR). El nivel de vida es MUY alto y me recordaba al nivel que vi en Copenague o Estocolmo. También me llamó la atención el aparente bienestar de la clase media australiana, el consumo y todo lo que se está construyendo (tanto en Melbourne como en Sidney) y algunos hablan ya casi de burbuja inmobiliaria.
Leí que el salario mínimo es de 1.900 eur, y el medio de 4.200 eur, los precios de la vivienda por las nubes…y con "solo" un 6% de paro. Un cañón de país, que pone además muchas restricciones para ir a trabajar.

Había sacado un visado (gratuito) electrónico, no exento de cierta complejidad por internet. El pais es realmente gigantesco y había que elegir muy bien los sitios a visitar en solo dos semanas. Enseguida ví claro que no quería ni podía perder el tiempo. Había muchas webs que la presentaban, pero ésta fue "definitiva" (http://www.australia.com/es-cl/itineraries/nsw-sydney-to-melbourne-coastal-drive.html) y confirmé lo que ya había leído en muchos foros: la ruta costera Melbourne-Sidney en coche -más larga que por la autopista interior- ofrecía cosas super-interesantes (y muy novedosas para mí) y era una alternativa espectacular para los días de que disponía, dejando de lado otros destinos más turísticos, más caros (más aviones, taxis,…) y con más exigencia de disponibilidad de tiempo, como Darwin, Ayers Rock o la Gran Barrera de Coral.

Acerté de pleno. Las carreteras, además de muy buenas y con poco tráfico, eran espectaculares, algunas entre bosques, y por la gran diversidad de pueblos costeros y cosas que vi (algunas fotos son realmente increíbles) y lo tan entretenido que fue todo, hicieron de la esta ruta una delicia, salvo un día en el que el trayecto quizá se alargó en exceso. Las puestas de sol y los amaneceres eran de película. Y de verdad que no ha sido un viaje para nada "cansado", de hecho dormía más que suficiente (8-9 horas/día) ya que anochecía a las 5,30pm y sobre las 10pm ya estaba casi siempre acostado, porque amanecía muy pronto: para las 8am ya estaba en carretera de nuevo tras desayunar en condiciones.

La compaginación de aventura y naturaleza con la estancia en dos ciudades como Melbourne (“Mélburn”) y Sidney (“Sídni”) me ha permitido seguir conociendo grandes urbes no europeas, lo que dosificadamente cada vez me gusta más (Kuala Lumpur, Singapore, Miami, Dubai, Hanoi, Ho-Chi-Minh, Yangon, Nueva York, Estambul, Lima, Caracas, Bogotá,…). Me encanta conocer ciudades grandes que merezcan la pena, más aún cuando cuadra o pilla de paso.

Te detallo la aventura a continuación...

Melbourne

Melbourne mes fascinó, aunque Sidney me cautivó tanto como NYC, lo cual es sin duda MUCHO decir. Empezando por el primero (casi 4 millones de hab.), llegué un lunes a las 5am, así que a las 8am ya estaba desayunando cerca de la super-moderna Federation Square, el centro desde donde uno empieza a conocer una ciudad preciosa, muy bien cuidada y por cierto bastante cara (lo cual no significa que te gastes mucho dinero, claro).
Todo en orden, era increíble: tranvías, bicicletas, poco tráfico y una multiculturalidad que me llamó mucho la atención. Visité el Aquarium que me dejó boquiabierto, sobre todo con los pingüinos y las mantas. Sin palabras. Toda la ribera de Southbank era increíble por cómo se habían diseñado los edificios en perfecta conjunción con el río.

Luego subí al edificio más alto de la ciudad: la Torre Eureka, a orillas del rio Yarra, y a 300m. contemplé una ciudad preciosa, con muchos parques (que también visité) y desde donde en el piso 88 me atreví a montarme en un cubo con suelo transparente que se desplazaba hacia fuera desde la propia estructura del edificio en el Observation Deck. Glups!.

Visité también la catedral de St. Patrick, una chulada, y un mercado muy animado, enorme y entretenido que haría palidecer a los de Londres o Amsterdam: el famoso Queen Victoria Market, donde compré algunas curiosidades, como unas bolsas rellenas de un líquido que cuando aprietas una especie de ficha que hay dentro, se ponen media hora a casi 50 grados. Los Docklands y sus muelles, las callejuelas, Chinatown, Melbourne Central, en fin, en las fotos se ve por qué digo todo esto de Melbourne, todo un centro cultural. Muy alternativo, con tiendas estilo vintage, muchos músicos callejeros, bares y restaurantes muy distintos unos de otros y muy auténticos a su vez. Casas majestuosas, mansiones victorianas, cuidados jardines, tranvías de madera,...Las calles son anchas, muchas de ellas con graffitis que decoran sus fachadas y la gente, paseando sonriente y con una expresión de lo más agradable reflejada en su cara. No hay prisas, todo el mundo va a su ritmo pero sin correr.

A los 30 minutos de pasear por estas calles ya había decidido que me encantaría trabajar y vivir una temporada en esta ciudad, vibrante y ciertamente pequeña: la recorrí casi entera y solo cogí un par de taxis (precio razonable) por alejarme mucho del hotel (http://www.accorhotels.com/es/hotel-5505-ibis-styles-melbourne,-the-victoria-hotel/index.shtml), por cierto muy recomendable, céntrico y perfectamente situado. Leí que la ciudad había evolucionado mucho en los últimos años. 































Ruta Costera 

Alquilé con Europcar un Hyundai Elantra blanco por 80 eur/dia con seguro completo, que devolví en Sidney 7 dias después, y venga, a conducir por la izquierda (solo lo había hecho en Bora Bora y en Seychelles, o sea, sin apenas tráfico) y encima por primera vez en mi vida con cambio automático.
Me había instalado en el móvil el TomTom Australia y genial!!!, todo perfecto. Bueno, la primera media hora en Melbourne me sentía principiante total, y acojonado claro. Luego ya coser y cantar. Como me encanta conducir, enseguida empecé a disfrutar (me esperaban casi 1.600 km) y se acercaban momentos gloriosos.

Ese día el objetivo era llegar a Cowes (a 197 km), visitando Phillip Island. Tremendo: visité una especie de “wild park” donde estuve rodeado de decenas de canguros y otros parecidos (Pademelons y Wallabies), y también vi de cerca wombats, koalas y el diablo de Tasmania.

La foto "ansiada" con un Koala no fue posible: son animales salvajes en riesgo de extinción, no están domesticados y no se les puede ni tocar. Una gozada increíble. Estaba entusiasmado con los canguros porque era un momento muy esperado y los riesgos parecían estar controlados, aunque con cierto respeto... Pero eso no fue nada cuando después cogí un boat-tour en una enorme lancha rápida (para unas 15 personas) que me llevó a unas islas en medio de bastante viento y respetables olas, para estar rodeados de cientos de divertidos leones marinos que se nos acercaban y nos miraban fijamente, lo que me pareció apoteósico. Daba algo de respeto estar allí, por lo salvaje y remoto. En ese momento pensé: This is Australia!!. Después de seguido fui al Pinguin Parade, donde pude ver de muy cerca cómo cientos de pingüinos enanos entraban al anochecer por la orilla espumosa de las olas en una playa salvaje y luego subían en filas por una colina. Gracioso y "enternecedor". Aquí ya fue el climax y posiblemente coroné el mejor día de la ruta costera.

El hotel (http://www.arthurphillipmotorinn.com.au/), tenía una habitación enorme (y como todos los de la ruta, con una cocina completamente equipada y mantas eléctricas incorporadas en enormes camas). El cenit ya fue la cena en un restaurante de Cowes donde nos atendió una canaria muy simpática, pa flipar: probamos por primera vez en el viaje 3 ostras c/u con algo de miedo (en España, más de dos, me machacan) que estaban exquisitas y diferentes de forma y sabor a las europeas, pensando además en que como "laxante" me podrían ayudar…pero no me ayudaron y el resto del viaje las comí a saco: irrepetible. No llegaban a los 2 euros!!. Un regalo, al parecer no son muy apreciadas allí. En cambio, eso sí, el vino blanco estaba a unos 7-9 euros la copa!!!! (o copita, vaya), mientras que las botellas eran “solo” de aprox. 25 euros, por lo que aprendí a pedir botellas mejor. No entendí los precios cuando todo aquello está lleno de bodegas….

El siguiente destino era Yanakie (a 123 km), junto al parque nacional de Wilsons Promontory, con multitud de senderos que se asomaban a la costa. Una chulada. Visité el pueblo costero de Rhyll, Cape Woolamai, Churchill Island, Fish Creek y su parque nacional, con unas playas, unas rocas y unos paisajes imposibles. Un fotógrafo profesional disfrutaría al máximo. Vi más canguros y de chiripa casi atropello a uno que se me cruzó. Vaya susto!!!. Paraba muy a menudo a fotografiar paisajes, wombats y canguros sueltos pululando. Me esperaba posiblemente, si no el mejor hotel de la ruta (http://www.blackcockatoo.com/), sí la mejor localización: una cabaña aislada con vistas al mar y a un enorme prado, con un porche de lujo. 

El tercer día me llevaba hasta Metung (a 264 Km), visitando Yarram (donde desayuné en un bar que me recordaba a un montón de películas... no pintaba nada allí). Unas cascadas (las más altas del estado de Victoria) Agnes Falls, y el precioso pueblo costero de Metung (con un enorme pelícano en una terraza del puerto pesquero) y su vecino Lakes Entrance. Una cenita rica (ostras of course) y al peor hotel de todos (no era malo, pero fue el más normalito http://www.metungholidayvillas.com/)

El siguiente paso fue ir a Mallacoota (a 226 km), donde pude ir viendo las playas del Cabo Conran y unos paisajes increíbles. Desde el pueblo, poca cosa, visité unas playas espectaculares con un poco de trekking y también un refugio militar de la II Guerra Mundial. Esto me permitió comer en Lucy’s, su propietaria era una china muy simpática a la que luego fui a visitar tras la cena a tomar un "white wine by the glass". Aquí dormimos en una habitación que era una especie de “tubo”. Acojonante, en un camping de caravanas (http://mallacootacaravanpark.com/) y allí cerca vimos “pastar” canguros al atardecer, que se alejaban saltando según nos acercábamos. Emocionante.

El destino que me aguardaba era Narooma (a 214 km) y visité la espectacular Eden, Pambula y su playa, unos pueblos curiosos que mantenían la arquitectura de hace un siglo (Central Tilba), preciosos. Comimos en el que quizás fue el mejor restaurante de todos y dormimos en un hotel con unas vistas de canguelo (http://whalemotorinn.com/).

Al día siguiente, en Narooma, antes de salir hacia Huskisson (siguiente destino, a 175 km), fui al puerto y tuve la fortuna de contemplar de muy cerca a unos enormes leones marinos que estaban en la entrada del puerto subidos a las rocas. Increíble, y a 100 metros, gente haciendo surf. Serían las 8am y pese al sol hacía mucho frío. Una maravilla. De camino a Huskisson, paré en la (famosa) playa de Pebbly para ver canguros en la arena (supuestamente estaba petado...), pero solo vi dos canguros que tuvieron que aguantar pacientemente una divertida sesión fotográfica, les estropeé la siesta!!. Vi también algunos pueblos como Ullaloa y la famosa Hyams Beach, en Jervis Bay, de la que había leído que tiene la arena más blanca del mundo, lo que pude comprobar. En Huskisson lo bordés porque al llegar reservé la excursión de avistamiento de ballenas para el día siguiente y después cené, por fin, en un grill un par de trozos de carne de Angus con parrilla en la propia mesa y que se deshacía en la boca. El vino tinto de la cena lo compré en un local de al lado (una especie de "Cash", solo de alcohol, y luego el restaurante te cobraba 3 eur por el descorche). La habitación del hotel, gigante. Muy bien (http://huskissonbeachmotel.com.au/)

La excursión del avistamiento de ballenas fue emocionante: tremendo!. También pude ver delfines, pingüinos y más leones marinos. El regreso del barco junto a los acantilados completó una excursión inédita y extraordinaria que me dejó alelado por la experiencia… veía cómo las ballenas dejaban un rastro de aceite en el agua tras expulsar el agua a presión. 










































































Sidney

Tenía ya muchas ganas de llegar a Sidney (a 185 km) porque el "whale watching" duró más de lo normal y tuve que correr un poco, parando solo a comer en Kiama, un pueblo costero espectacular.

Llegué a Sidney a las 6pm y el coche tenía que haberlo entregado a las 4pm. No problemo. Llegué al aparcamiento de Europcar en un lujoso hotel, lo aparqué en el sótano -7 (en serio!), dejé las llaves en un mostrador vacío y hasta hoy. El coche super guarro por dentro y por fuera jaja. Y ya fue, subir a la habitación de mi hotel (situación inmejorable https://www.tfehotels.com/brands/vibe-hotels/vibe-hotel-sydney) y salir disparado a la Bahía de Sidney (a 25 min.) para picar algo por allí pero sobre todo contemplar por primera vez unas de las construcciones arquitectónicas más increíbles del mundo.

Allí estaban. Frente al imponente Harbour Bridge de la bahía, el Sidney Opera House. Impactante al máximo y con mucho ambiente (hay unos restaurantes chill-out al aire libre por todo el borde del paseo). Lo conseguí, estaba allí embobado: ostras (a 2 eur) y blanquito de por medio, viendo el skyline nocturno, los transbordadores sin parar de entrar y salir de los muelles bajo el skyline, el puente…espectacular,.. En fin, volví al hotel en taxi porque estaba algo cansado y solo quería regresar al día siguiente para ver todo de nuevo a la luz del sol y cruzar el puente frente a la Ópera, ver todo el panorama y pillar un ferry. Eso fue lo que hice. De diez!!!.

Sidney, casi 4,5 millones de hab. Tan visitada...y tan fotografiada. Es una ciudad perfecta. La mitad de su población no ha nacido siquiera en Australia, sino que es de origen chino, indonesio,...Hay también una importante comunidad aborigen. Comencé por el Habour Bridge, construido en 1.932, que conecta norte y centro de Sidney. Lo crucé a pie y descarté por caro (120 eur) escalarlo a pie (140 metros sobre el agua: súbete tú con unos arneses, y con viento, para sacarte arriba un selfie con la GoPro y la Opera de fondo: esa foto me la ahorré).

La imponente Opera House, un edificio de 1.958, es en realidad una composición de construcciones sacadas de una sección de una esfera, increíble, con forma de "velas". Tomé, desde los ajetreados muelles de Circular Quay, un barco (it's a must!!) por toda la bahía de Sidney (vistas de verdad, debo decir, impresionantes) y que paraba en varios sitios (Fort Denison, un antiguo islote fortificado para presos conflictivos, y otros pueblos costeros preciosos), hasta llegar en 30 min. a Manly, un pueblo que me encantó por su playa enorme y muchas tiendas.

Visité en Sidney el barrio de moda de The Rocks, antiguo y bohemio y entré gratis al Museo de Arte Contemporáneo, muy interesante. Fui en bus a la super-famosa Bondi Beach, llena de grafittis muy currados, tiendas de tattoos y hasta una pista de patinaje sobre hielo al aire libre.
Una pasada!, en verano esta playa está petada. Subí al Sydney Tower Eye, y otro día visité el espectacular Darling Harbour, una animada zona de recreo en Sidney, con el mayor aquarium del mundo al que no entré para no compararlo con el de Melbourne, que me dejó ya suficientemente "impresionado".
Chinatown estuvo genial y visitamos un gigantesco mercado chino permanente que creo es lo más bestia que he visto nunca, por número de puestos, pero muy ordenado y limpio. Cené en un restaurante asturiano, que fue un absoluto fiasco. En fin, típico.












































FIJI (FIYI)

El viernes 3/julio, tras tres noches en Sidney, sali ya para Fiji con poco equipaje (parte lo dejé en Sidney), consciente de que allí iba a ser todo sol, buceo y calor.

A ver. Las Islas Fiji son lo que uno espera de ellas, playas tropicales de aguas limpias y transparentes, con peces de todos los colores nadando alrededor del coral, de arenas blancas sombreadas por palmeras llenas de cocos…eso es Fiji. Me recordaba un poco a Polinesia (Bora Bora y Moorea), que por cierto no estaba tan lejos. El snorkel es de lo mejor que he visto nunca, norte de Bali al margen.

También son famosas por la amabilidad de los fiyianos, que han sido votados por varias revistas de viajes como "la gente más amable de mundo". No suelen gustarme esta clase de votaciones, aunque en este caso no podría decir lo contrario: en general son gente simpática, sonriente y que te esperan en su isla tocando la guitarra y cantando...Eso sí, todo muuuuyyyy lento, y es que ellos son así, no hay que ponerse nervioso si esperas y esperas: el "Fiji Time" (como le llaman allí a la pachorra) es como una visión del tiempo diferente. 

El 35% de la población tiene raíces hindúes, descendientes de hindúes traídos por los británicos para trabajar, y la mayoría de fiyianos son católicos metodistas. Les encanta beber "cava", pero ojo!: es una bebida tradicional hecha con las raíces de una planta que te deja un poco anestesiado (joder sabe a demonios y "me obligaron" a tomar tres hasta que dije "thank you, it's enough"). Viendo además cómo “colaban” el líquido con las raíces en un saco-calcetín dentro de un cuenco enorme…en fin.

Fiji esta formada por 2 grandes islas principales, Viti Levu y Vanua Levu, pero son 320 islas (100 están deshabitadas) y más de 500 "islotes".

Las Yasawas son geniales y muy recomendables: son aprox. 12 islas volcánicas propiedad de las gentes que ahí viven, al igual que los resorts u hostales que hay: así lo que gastas lo dejas en la economía local. Están bastante vírgenes y no reciben muchos turistas, con lo que siguen bastante tranquilas.

Había contratado ya hoteles y traslados (y pagado todo por adelantado) con Awesome Adventures (http://www.awesomefiji.com/), una compañía fijiana-neocelandesa especializada en Fiji. Allí es muy complicado ir por tu cuenta si no reservas antes (no puedes contratar una lancha "solo para tí"...hay distancias largas...). Además, son hoteles bastante pequeños y hace falta una logística de transporte necesariamente “convencional” (catamarán regular y lanchas de los propios hoteles esperándote para subirte y/o bajarte del mismo en cada isla). Me llamó la atención la cantidad de gente que viajaba sola (mucha chica), desde Auckland, Melbourne o Sidney, y con un claro perfil backpacker.

Llegué a Nadi (en la isla de Viti Levu) ya de noche (6am) y disfrutando de calor (por fin!!), dormí en un hotel de playa en el predominaban mochileros, cenando con espectáculo de fuego por aborígenes para turistas, claramente estaba allí de paso para estar muy prontito al día siguiente en la Marina de Port Denarau y tomar un catamarán hacia, por fin, las islas Yasawas. El plan era estar en tres islas (Nacula, Drawaqa y Naukacuvu), 2 noches en cada una.

Las nuevas gafas de bucear "Easy-Breath" que llevé causaban más que sensación a quienes me la veían puesta (https://www.youtube.com/watch?v=VG-o0zW1o24). Decathlon a 35 euros!. Compra super-recomendable para quienes solo queremos hacer snorkel y no bajamos más de 4 metros. Otro mundo (respiras por boca y/o nariz, con visión de 180 grados, y no se empañan).

Comencé en la primera isla (Nacula), que fue -a propósito- la más alejada entre las opciones disponibles, a 4,30h. en catamarán, en un paseo de verdad delicioso que me permitió ver desde el tejado del barco el resto de islas y hoteles en los que se bajaba la gente (este barco sube y baja diariamente desde Port Denarau y deja/recoge gente en las verticales Yasawas).

Llegué al Oarsman Bay Lodge (http://oarsmanbayfiji.com/) con una impactante playa de postal, prácticamente desierta, y con solo dos hoteles (escondidos en la vegetación), posiblemente la mejor de las Yasawas. Wow!, idílico.
Esta playa fue la mejor del viaje. Unas cabañitas muy chulas y limpias nos esperaban, pero el hotel, algo triste, estaba regentado por una familia de fijianos y adolecía de que los empleados habian hecho un curso rápido de Hostelería en CCC y claro, no se podía pedir más, además del ritmo del "Fiji Time". Horarios de comida marciales e ilógicos (8am, 12am y 7am), con platos únicos y mesas comunes. No estuvo mal pero íbamos por la arena al otro hotel (más caro) a chupar wifi y a "tomar los vinitos".

La paz era tal que solo se interrumpía un par de veces al día cuando llegaba un hidroavión hasta la orilla para dejar o recoger clientes...del otro hotel. Un snorkel de lujo a poca distancia y dos excursiones a nadar a una cueva natural y al famoso Blue Lagoon, donde se rodó la empalagosa "El Lago Azul", que fue realmente maravilloso.

En el siguiente hotel, en la isla de Drawaqa, el Barefoot Manta Island Lodge (http://www.thebarefootcollection.com/manta-island), era una reserva marina en la que supuestamente íba a poder ver muchas mantas, además la isla tenía tres playas, en fin, pintaba muy bien, pero pasó que hubo un error en la reserva y me asignaron una cabaña destartalada y con literas... y ventanas de madera que no cerraban bien, y sin baño, en fin, porque estaba todo el hotel "fully booked" por una boda. Socorro.
Me quejé con contundencia (aunque no era culpa del hotel) y conseguí hablar con la "Booking Manager" de Awesome Adventures para montarle el correspondiente pollo. La solución fue muy satisfactoria: "ha sido culpa nuestra, no se preocupe por nada, lo sentimos mucho, pero duerma hoy en ese alojamiento que mañana le llevo en lancha privada al tercer hotel de su ruta, pero a una suite de superlujo".
Ufff, no hay mal que por bien no venga. Me llevaron en lancha y me metieron en una suite, no sé, ¿200 m2?: Costaba 800 eur/dia. Así que genial, minibar gratis y a distrutar de la diminuta isla de Naukacuvu... que no aparece en el mapa de arriba.

Era el Paradise Cove Resort (http://www.paradisecoveresortfiji.com/), en una localización ciertamente imponente. Una gozada, aquí había hasta piscina, un lujo, y las comidas (por fin, "flexibles") eran propias de un excelente restaurante, todo muy cuidado y delicioso. Ha sido donde mejor he comido de todo el viaje. El Garden Bungalow que tenía para los 2 dias ya previsto estaba muy bien también pese al "downgrade", con la ducha del baño bajo las palmeras, fuera...

Gasté pasta en vino blanco, jaja....Fui a ver mantas (pocas, pero después de las que vi el año pasado en Belice, que hasta se dejaban tocar, no me importó demasiado) y snorkel, y visitamos un poblado ("Soso"), en el que hubo que hacer primero una ofrenda al jefe de la tribu. Paripé?, no estoy seguro, todo parecía muy solemne: estuvimos en un colegio y charlando con niños (muy divertidos) y profesores, y compramos algunas artesanías locales a muy buen precio.

Vuelta a Port Denarau en un enorme catamarán amarillo, distinto del de la ida, que iba muy rápido en medio de (inexplicables) olas que surgieron de repente y que hizo que todos nos mareásemos bastante: reconozco que llegué a preocuparme por los botes tan bruscos que dábamos (como si fuésemos "ganado"). 






















































Tras unos días en FIJI (ver post aparte), ultima noche obligada en Nadi (en Viti Levu) y al dia siguiente vuelta a Sidney y aprovechar 5 horitas deliciosas en Sidney antes de salir ya para Dubai. Cómo no, fui a comer más ostras (en Fiji no había) y algo de sushi junto al Opera House para despedirme de ese espacio tan icónico, en una ciudad verdaderamente excitante y vibrante.

Visité el mercadillo de Paddington, lleno de puestitos vintage, posavasos retro, bisutería super-chula, vinilos, puestos de ropa y comida, música en directo, todo en armonía: no me pudo quedar mejor sabor de boca. Vi en Circular Quay una feria dedicada a Francia y bebimos un Burdeos muy rico…Me dio mucha pena marchar...apurando todo.













A la vuelta quedé con las pilas cargadas al máximo, solo sufriendo un jet-jag de caballo.

Este viaje ha sido un pelotazo, igual dentro de unos años...ufff, tendré otra excusa para darme otro largo parecido (no sé si volvería a Australia, antes tocará Nueva Zelanda, hay que ahorrar) en un plan similar. Pena que esté TAN lejos.

El próximo viaje a Camerún estas navidades ya está cerrado y es muy prometedor, con expectativas muy altas -tras haber estado en Mozambique- lo que va a ser un excelente colofón para terminar de celebrar mi medio siglo, yeah!!. En 2016 ya veré, aunque tengo Madagascar en el punto de mira...

VIDEOS:

Melbourne

Ruta Costera Melbourne-Sidney

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