Título

© 2024 LOS VIAJES DE OSCAR

EL MUNDO NO ES UN PAÑUELO

Blog de Viajes con experiencias por 5 continentes, fotografÍa y video

ULTIMAS PUBLICACIONES

28 noviembre 2024

ERITREA 2024 november

Valle de los Sycamores
Pocos viajeros tienen a Eritrea en su radar pero, aunque el país se enfrenta a numerosos y duros problemas por la sofocante y oscurantista dictadura gobernante, paradójicamente sigue siendo uno de los destinos más pacíficos, seguros y acogedores de África.

Alejada de muchos clichés africanos, Eritrea es un país fascinante, tan sorprendente como poco convencional y, hasta hace poco, bastante inaccesible. Es el tipo de país del que la mayoría de la gente nunca ha oído hablar ni mucho menos sabría ponerlo en un mapa. 

Muy dañado por las guerras, es uno de los países menos desarrollados del mundo y sufre severas sequías. Lidera casi todos los rankings inimaginables de entre todos los países... pero por la parte inferior. Por desgracia, también en derechos humanos...

Existe muy poca información disponible. Y hay muy poco turismo. Apenas. Menos aún que en otros países africanos. En las antípodas del turismo de masas, en 2023 tan solo la visitaron 2.800 turistas (vs. p.e. Afganistán 7.000).  Resulta muy elocuente.

Ceremonia copta en Adi Keyh
Pero Eritrea, por momentos hipnótica, como destino viajero es muy auténtico, una joya escondida y un desafío apasionante y enigmático para quienes nos atraen destinos insólitos o inexplorados. Y más aún para quienes nos encanta la geopolítica –tan perversa como dinámica- y sus efectos en las sociedades, para aprender, contrastar y tratar de comprender lo que les impide decidir sobre aspectos clave de sus vidas. 

Eritrea es un verdadero  "rara avis" viajero: tiene mucha "miga" y para mí se convirtió en un objetivo prioritario. 

Vistas desde Qohaito
El país es precioso a rabiar, con impresionantes paisajes que inevitablemente me recordaban a mi querida Etiopía (aunque bastante más verde), muy tranquilo, súper amigable y en mi opinión con mucho que ofrecer. 

También es absolutamente seguro para el viajero. Y un paraíso para los amantes del “urbex”, actividad de exploración de ruinas y lugares abandonados.

El “Cuerno de África” sigue siendo un verdadero polvorín que se activa y desactiva en función de delicados equilibrios geopolíticos. La supervivencia del régimen eritreo depende de la tensión con sus vecinos. 

Palacio Imperial en Massawa
Sí. Al igual que en otras dictaduras, se utilizan enemigos externos como justificación para mantener movilizado a su ejército y unido a su sistema político, aunque la sociedad vaya por otro lado. 

El Gobierno, consciente de sus miserias y secretos, realiza una tímida apertura al turismo, desvelando la intención de comenzar a lavar una deteriorada imagen política exterior, pero permitiendo al extranjero visitar solamente las zonas que estiman “enseñables”... para que después no pueda contar cosas que no debe sobre situaciones por alguna razón ocultas a los ojos del mundo. No sorprende.

Senafe
Pese a que definitivamente puede ser uno de los países más opacos, aislacionistas y fuera de lo común del mundo, esta antigua colonia italiana tiene mucho encanto y unas vibraciones relajadas en un ambiente tranquilo. 

Lonely Planet dice de Eritrea: “históricamente intrigante, culturalmente convincente y escénicamente inspiradora, es uno de los países más reservados de África. Para aquellos que anhelan lugares fuera de lo común, ofrece desafíos y emoción por igual, con una combinación única de aspectos naturales y culturales destacados”.

En un lugar donde tu invisibilidad es imposible, puedes caminar sin recibir atención no deseada: la gente local es amable y cálida, y tan solo siente una evidente curiosidad por tu presencia porque apenas reciben turistas, sobre todo en las áreas más rurales…y todo ello pese a una realidad represiva y miserias ocultas a los ojos del viajero, lo cual sucede en muchos otros países también de contrastada mala reputación en derechos humanos.

Keren
Una de las naciones más nuevas y más pequeñas de África tiene uno de los ejércitos más grandes de la región. Y esto se debe al “Servicio Nacional” que –tras su fase inicial de 18 meses de formación militar- puede continuar siendo obligatorio durante muchos años, a veces indefinidamente, tanto para hombres como para mujeres.

Mercado Medebar en Asmara
Eritrea, un régimen de partido único, permanece bajo el férreo control de la élite paranoica, corrupta y poderosa del partido gobernante

He visitado muchos países con este marchamo, y este nuevo viaje ha tenido dos caras, como ya me esperaba, con una fachada de luces (muchas) y de sombras (pocas, a  los ojos del turismo). El país no ha celebrado desde 1.993 elecciones generales multipartidistas y hay instaurado un clima de miedo social normalizado. 

Un país que ha comenzado a impedir que sus deportistas de élite (atletas y ciclistas) compitan fuera de sus fronteras por temor a que ya no regresen, algo que ya venía sucediendo... como pasaba en Cuba.

Mercado de Ganado en Keren
Mentiría si dijese que he vivido de primera mano la compleja y trágica realidad de Eritrea, donde la represión y la militarización obligatoria indefinida están llevando a miles de jóvenes a huir desesperados del país. Porque no he sentido más amargura e impotencia de la tristemente habitual cuando viajo a África..., siendo honesto, muy poco de esa dura realidad me resultó evidente: la gente no habla de ello por miedo. Hay temas que son tabú. Y tiene sentido.

Edificio Fiat Tagliero, en Asmara
El famoso apodo de "la Corea del Norte de África” subraya una realidad preocupante: durante mi viaje me quedé con una cierta sensación generalizada de temor social contenido. Y esta dura analogía me sirvió como conmovedor recordatorio de la urgente necesidad de un cambio transformador.

Playa de Gurgusum, en Massawa
Pero si bien este panorama puede parecer muy desalentador, los eritreos son gente simpática, amable y bien predispuesta a recibir al extranjero que se aventura a visitar su país. Eritrea es rica en costumbres, paisajes, aromas y culturas étnicas, con la covivencia pacífica y ejemplar de una variedad de religiones, como ortodoxos, coptos y musulmanes sunitas, entre otras. Y es una sociedad tan golpeada por las guerras que solo anhela la paz. 

Este pequeño país del “Cuerno de África” se independizó en 1.993 de Etiopía y siguió bañada por 1100 km de costa, prácticamente vacíos, en el Mar Rojo. 

Es un destino único con un enorme abanico de riquezas culturales, históricas y naturales que se mantienen intactas. Multilingüe y multiétnico, es un país de dos caras y con muy graves injusticias, pero me ha regalado una aventura viajera muy sorprendente, con paisajes y momentos espectaculares y gente local muy hospitalaria y, en general, orgullosa de un pasado colonial italiano de 50 años.

Tribu Rashahida, en Massawa
Podría ser una mezcla casi perfecta entre África y algunos países árabes. Se suele decir que allí el tiempo parece haberse detenido. Y es cierto. Durante todo el período de colonización, los italianos impregnaron el país tanto arquitectónica como culturalmente. 

Durante 1 semana, en este road-trip de 700 km. estuve casi incomunicado, sin internet, visitando los lugares más emblemáticos pero dejando de lado otros (muchos) aún restringidos al turismo e incluso a los propios eritreos, y que suponen una verdadera incógnita para el mundo. En la Pandemia “cerraron” (aún más?) el país durante 1 año y dicen que hubo unos 10.000 contagios y solo 100 fallecidos por el Covid-19. 

Desafortunada, muy marcada por las guerras, Eritrea es además uno de los países más pobres del mundo, con una pobreza estructural arraigada, en especial entre las comunidades rurales y algunas minorías étnicas. Por ello, ha sido también un viaje solidario con la entrega de unos 10 kg de material médico, escolar y ropa.

Mercado agrícola, en Asmara
Por su estrecha cercanía a Etiopía (mi 2º destino favorito visitado) y por lo complejo de su situación social, económica y de libertades, este viaje me ha entusiasmado porque es casi como una prolongación étnico-cultural de Etiopía... solo que con aún menos turismo. 

Los mermados derechos humanos no me han impedido disfrutar de esta nueva experiencia. Todo es compatible pero hay que tenerlo interiorizado: Eritrea es una de las peores tiranías del mundo, un país que muchas ONGs describen como “una enorme prisión” donde el sistema gubernamental de reclutamiento forzoso atrapa a los ciudadanos (hombres y mujeres) durante largos períodos de su vida adulta.

Se afirma sin matices que es el país más hermético de África y el tercero del mundo tras Corea del Norte y Turkmenistán, aunque se respira tranquilidad, relajación y apenas ves policía uniformada (aunque hay una densa red de agentes de seguridad vigilando). 
Palacio Imperial, Massawa

He visitado hasta ahora muchos países en los que no se respetan los derechos humanos: para mí Eritrea no ha sido novedad... como también le sucede a mi querida Etiopía, otro fabuloso destino viajero con falta de libertades y flagrante menoscabo de derechos humanos.

Pero cuando se visitan, uno no simpatiza ni se relaciona con sus gobernantes (pienso en países como p.e. Siria, Iraq, Irán, Myanmar y otros en África). Vivir una experiencia así, y visibilizarla después, creo que es más positivo que boicotearlos. Es mi opinión. Conocer un país "problemático" está por encima del comportamiento sus líderes.
 
Pese a esta firme reflexión, diré que hoy solo tengo vetado a la espectacular Afganistán… y no es ni mucho menos por un problema de seguridad: para mí se han cruzado allí demasiadas e inaceptables líneas rojas, sobre todo con las mujeres y donde, desde agosto 2021, los talibanes han institucionalizado su discriminación, expandiendo cada vez más sus restricciones (no pueden ir a la Universidad), incluso con una una "ley del silencio" que declara la voz de la mujer como algo que solo puede ser escuchado "en casos de necesidad". Con esto, no se me ha perdido nada por allí.

Colegio cerca de Dekemhare
Estás leyendo un modesto Blog de Viajes sin publicidad ni  ingresos. Un hobby sin pretensiones. No soy periodista ni pretendo serlo. 

Solo cuento lo que veo cuando viajo y siempre opino libremente de aspectos delicados que trascienden a mis viajes, como hice en las publicaciones de Irak, Siria, Líbano, Irán, Socotra (Yemen), etc. No me suelo quedar nunca con "la primera capa" en este tipo de países y me gusta profundizar más lo normal.

Pero poner luz y orden a todo lo que quería contar tras esta nueva e insólita experiencia viajera, sin ser demasiado especulativo ni innecesariamente explícito, no ha sido sencillo por cautelas lógicas. 

Hay que viajar informado. Viajar sin prejuicios, pero como siempre con información previa, me hizo estar más concienciado ante lo que me podía esperar de Eritrea, para tratar de esclarecer mejor algunas incógnitas que me rondaban, entre ellas por ejemplo, el altísimo número de refugiados eritreos que pide asilo en Europa.

Información totalmente pública y basada en testimonios directos dados por veraces, procedente de fuentes tan poco "sospechosas" de nada, como Reporteros sin Fronteras, Amnistía Internacional, Human Rights Watch e incluso Naciones Unidas, me ha permitido desentrañar una preocupante realidad oculta en Eritrea, de la que luego hablaré más a fondo. 

Asmara

Y también me ha servido para poder conformar una visión global de Eritrea más equilibrada y en absoluto contradictoria ni desalineada con tantas y rotundas denuncias e informes de abusos desde muchos organismos internacionales, sino más bien complementaria a la observancia de una fachada previsible que, por cierto, me ha parecido mucho más "amable" de lo que me esperaba. 

Y todo ello me ha permitido, aún siendo plenamente consciente del "espejismo", disfrutar de este extraordinario viaje con un inusitado interés. He aprendido mucho en este increíble país, tan hermético, que me ha encantado.

La increíble nostalgia colonial de su capital Asmara, la hipnótica decadencia del precioso casco histórico de Massawa en la costa y el vibrante Mercado de Ganado de Keren, han sido quizás los tres indiscutibles highlights de este asombroso viaje por el tiempo.

Me siento afortunado por este nuevo acierto viajero: ha sido todo un privilegio haber podido conocer Eritrea antes de que empiece a llegar más turismo -como p.e. ya le está sucediendo a la isla de Socotra (Yemen), que pude visitar en 2021- o de que las cosas puedan empeorar... por repentinos nuevos conflictos bélicos, no tan imprevisibles en el  Cuerno de África.

Esta publicación la dividiré en 4 apartados:

1. ALGUNAS GENERALIDADES
2. MI ITINERARIO
3. LA CARA OCULTA DE ERITREA
4. LA TRASTIENDA GEOPOLÍTICA

Como siempre, dejo aquí un video grabado en 4K de este fabuloso VIAJE A ERITREA

Te lo cuento todo a continuación, espero que te guste.

1. ALGUNAS GENERALIDADES

Asmara

Eritrea es uno de los tres Estados “más jóvenes” de África, por detrás de Sudán del Sur (2011) y Yibuti (1997).

Sin duda, ha sido el viaje del que menos información actualizada he encontrado (la última guía impresa de Bradt es de 2007 y de Lonely Planet de 2006).

Con una gran diversidad étnica y una marcada herencia colonial (fue colonia italiana 51 años hasta 1.941, cuando los ingleses les expulsaron antes de terminar la 2ª Guerra Mundial), Eritrea se integró en Etiopía en 1.947 pero obtuvo su independencia tras un referéndum celebrado en abril de 1993 (95% de apoyo) y con el respaldo de Rusia. 

La Presidencia la detenta desde entonces Isaias Afewerki (78 años) apoyado por el partido Frente para la Democracia y la Justicia del Pueblo. 

Y aquello puso fin a una dura guerra de 30 años (1961-1991) entre Eritrea y Etiopía con más de 250.000 muertos. Pero desde entonces, y bajo la excusa de las tensiones militares, no ha vuelto a haber elecciones libres ni se ha aplicado la Constitución. Siempre en pie de guerra, allí todo se mantiene a raya.

  

Asmara
Asmara

Y es que claramente Eritrea es hoy un país en posguerra. Tras 5 décadas de colonialismo primero, y dos conflictos armados – de 30 y 2 años- con Etiopía después, hoy el país crece de forma muy desigual, aunque no tanto como el alarmante éxodo masivo de refugiados que, lejos de ser “migrantes económicos”, huyen por no vivir a merced de un Gobierno represor y corrupto que actúa con total impunidad. 

La diáspora eritrea es muy extensa. Hasta hace poco, uno de cada tres refugiados que intentaban llegar a Europa por el Mar Mediterráneo provenía de Eritrea, que constituye uno de los principales demandantes de asilo en muchos países occidentales.

Asmara

Se dice que las cárceles de Eritrea están desbordadas y se denuncian la falta de libertades democráticas y la represión de las libertades públicas que, según Amnistía Internacional, han llevado a prisión a al menos 10.000 eritreos. 

Asmara
Aunque Eritrea vigila fuertemente sus fronteras para evitar un mayor éxodo, pienso que al Gobierno, en cierta forma, no le incomoda en exceso la huida de eritreos descontentos fuera de sus fronteras: evita así disturbios y protestas sociales y consigue que el envío de remesas de dinero del extranjero junto con el cobro del impuesto del 2% a los ingresos de la diáspora eritrea, sean  importantes fuentes de financiación que palían las duras circunstancias de quienes permanecen en el país. No hay mal que por bien no venga?.

La economía sigue en muy mal estado y los apagones eléctricos crónicos continúan, junto con la escasez de combustible y agua potable embotellada, muy cara y que importan de Sudán y Etiopía.

Y es que se estima que las remesas de efectivo (exentas de impuestos directos pero a tipos de cambio muy desfavorables) que los oriundos eritreos asentados en el exterior envían periódicamente a su país de origen representan el 30% de Producto Interior Bruto de Eritrea. Casi nada. La agricultura emplea al 80% de la población activa, aunque contribuye solo con un 12% del PIB, exportando algodón,  frutas, vegetales y carne. 

Asmara

Pero la minería es hoy el contribuyente más importante a la economía, con una participación accionarial del Gobierno aprox del 40% en las compañías extranjeras operadoras (chinas, rusas, canadienses y australianas), exportando zinc, cobre, oro y potasa… a países como China y E.A.U. que compiten por extender sus tentáculos e influencia en toda África. 

Prácticamente todo está nacionalizado en Eritrea, con un fuerte control estatal de la economía y un casi nulo papel del sector privado que, cuando funciona bien, también se nacionaliza.

Con todo, Eritrea ha conocido importantes avances en las últimas décadas en cuestiones como la tasa de alfabetización, que se estima alcanza en la actualidad alrededor del 75% de la población adulta. “Papá Estado” tiene escuelas y centros de salud en casi todos los pueblos de Eritrea. 

La Educación está bajo control del Ministerio de Defensa. Y en las escuelas se usa la dispersión geográfica, dicen que para fomentar la mezcla cultural, aunque quizás también para alejar a los niños y jóvenes de una supervisión e influencia familiar, permitiendo así un mejor "adoctrinamiento" militar.

Keren
Eritrea tiene además una posición geopolítica estratégica en una ruta marítima muy transitada, pero su infraestructura se vio muy gravemente dañada por las guerras y el contexto actual es de una gran pobreza agravada por largos periodos de sequía: se estima que 2/3 de su población recibe ayuda alimentaria y el progreso económico está totalmente obstaculizado porque muchos eritreos y eritreas sufren la injusta arbitrariedad del “National Service”: un servicio militar indefinido, un trabajo forzoso institucionalizado.

Con su capital Asmara a 2.325m de altitud y llena de nostalgia colonial italiana, casi todo el territorio eritreo está atravesado por el gran Valle del Rift, que le dota de una fertilidad que se va disipando hasta llegar al desierto… donde se encuentran algunas “depresiones”, con puntos a -130m bajo el nivel del mar, como la fabulosa Danakil, que ya visité en mi viaje a Etiopía en 2018.

La deforestación es también un grave problema en Eritrea; hoy solo el 1% del país está cubierto con árboles (vs. el 30% hace un siglo). Es un país donde la madera es tan apreciada como el gas butano en otros países.

Colegio de niños sordos, en Keren

Con tan solo 117.000 km2, es difícil conocer la población exacta de Eritrea que, según las fuentes, varía entre 3,5 y 5,9 mill. de habitantes por considerar o no tanto el éxodo de refugiados, o por evitar reconocer oficialmente el número de fallecidos en las últimas guerras. En realidad,  los datos estadísticos de casi todo no están disponibles ni actualizados o no son fiables debido a la total falta de transparencia gubernamental. Las ONGs están prohibidas y se impide el acceso a organismos internacionales.

Mercado en Keren

En julio de 2018, Ethiopian Airlines reanudó sus vuelos desde Adís Abeba a Asmara por primera vez en 20 años. Pero justo cuando en 2019 Eritrea empezaba a abrirse de nuevo al turismo, incluso con la recomendación por sorpresa de National Geographic Traveller, llegó la Pandemia y cerraron un año sus fronteras a cal y canto

En septiembre de 2022 comenzaron de nuevo un tímido proceso de apertura. Pero la conexión aérea con Etiopía está hoy cerrada.

El visado (hasta 30 días) para Eritrea cuesta hoy 70 USD, el cual debe de pagarse en efectivo y en dólares al llegar al aeropuerto de Asmara. Otras opciones previas son tediosas o casi imposibles. 

Una gran parte del país está estrictamente restringida al turismo e incluso, para la “no restringida”, se necesita además un permiso específico del (paradójico) Ministerio de Turismo: uno para cada lugar que visites fuera de Asmara, con una cierta burocracia si vas por libre. Por ello es mejor viajar a través de una agencia que obtiene una visa de pre aprobación emitida por las autoridades eritreas, con la que pagas y obtienes el visado definitivo a tu llegada al aeropuerto.

Casco antiguo en Massawa

Resulta elocuente: las fronteras terrestres siguen hoy cerradas, por lo que la única forma de entrar a Eritrea es por vía aérea y actualmente solo se puede volar a Asmara desde Estambul (Turkish Airlines), El Cairo (Egypt Air) y Dubái (FlyDubai). 

En un país bajo estricto control gubernamental en todo, especialmente en el área de la comunicación, hay un férreo control sobre el uso de Internet: no hay Internet móvil (3G). 

Hay wifi en algunos pocos hoteles, pero es demasiado lento y está “capado”: no funciona Whatsapp (ni con VPN) pero sorprendentemente sí Instagram (única manera de estar comunicado por mensajería). No hay tarjetas SIM para extranjeros. Eritrea tiene, con diferencia, la penetración de Internet más baja de África (un 1,3% de la población). Olvídate de conectarte a internet en algunos cibercafés… es caro e igualmente muy lento. Aquí no hay trucos posibles.

Asmara
El objetivo principal del Gobierno es reducir casi al máximo la accesibilidad de Internet al público: que no “salga” información fuera… aunque curiosamente se pueda ver la BBC o la CNN por TV.

La mejor época para visitar Eritrea es entre abril y mayo y entre octubre y noviembre. Es un país que tiene diferentes zonas climáticas dependiendo de la altitud. La temporada “fría” es entre diciembre y febrero, por debajo de 0ºC. En la zona costera los meses entre junio y agosto son los más cálidos, llegando a alcanzar más de 40ºC.

Dekamhare
Hay muy poco tráfico, tanto en Asmara como en el resto del país. Solo ves camiones, sobre todo de las empresas mineras. La gasolina está muy cara (sobre 2 usd/l).

La comida tradicional eritrea es muy parecida a la que probé en Etiopia, con algunas pequeñas variaciones: no falta la Injera como base de toda la comida, un pan fermentado y agrio con textura de crêpe que se sirve esponjoso con distintas variedades de guisos y ensaladas. Y platos como cordero o cabrito frito o guisado, puré picante de garbanzos o de alubias,… aunque, por la influencia colonial, hay muchos restaurantes italianos. 

Interesante: en Eritrea tienen una marca local de cerveza: Asmara. Y una curiosidad, en Eritrea los licores como ginebra, whisky, ron, orujo,... todos se llaman "Asmara". En bares y restaurantes hay bebidas importadas casi de todo tipo. Y por supuesto hacen muy buen café... aunque mucho lo importan de Etiopía. Lo sirven al “estilo italiano”.

En Eritrea se usa el Nakfa Eritreo (ERN) y 1 € = 16 ERN. Ya no hay mercado negro y solo puedes cambiar moneda en unas oficinas gubernamentales (”Himbol”) y en ciertos hoteles (con muy ligero peor tipo de cambio). No se pueden usar tarjetas de crédito, hay que llevar metálico. No es tan barato como Etiopía… porque tienen que importar casi todo. No hay que cambiar demasiado dinero por Nakfas, ya que luego no es posible volver a cambiarlo.

Puerto de Massawa
Aksumitas, abisinios, yemeníes, árabes, otomanos y turcos, a los que hay que añadir italianos (que tal vez son los que dejaron una huella más visible especialmente en arquitectura e infraestructuras), hicieron de Eritrea su casa. 

Con lenguas, costumbres y tradiciones muy similares a las de Etiopía, tiene un 60% de la población que se declara cristiana (45% coptos/ortodoxos y resto católicos y una minoría protestante) y un 40% islámica sunita. 

Y Asmara personifica esta pacífica convivencia: alberga una catedral católica, una mezquita, una iglesia ortodoxa e incluso una antigua Sinagoga judía… a muy poca distancia. 

Pero debemos saber que el discurso de los líderes religiosos de todas las comunidades “legales” de Eritrea (iglesias ortodoxa, católica y luterana, así como el islam sunita) está “controlado” por el Gobierno, que además muestra mayor simpatía hacia los cristianos ortodoxos, que pertenecen al grupo étnico tigriña, vs. los musulmanes, a quienes perciben como más críticos.

Asmara

El grupo étnico dominante (55%) de Eritrea es el pueblo Tigray (la etnia “tigriña”), que comparte la misma cultura que los etíopes de la región del Tigray. 

Pero hay otras etnias oficialmente reconocidas en Eritrea; los Tigré (30 %, musulmanes en Keren), los Saho (4 %), los Kunama (2 %), los Rashaida (2 %), los Bilen (2 %), y otros como los Afar, los Hidareb, los Nara, los Beni-amir (subgrupo de los beja), etc. Aproximadamente el 35% de la población eritrea es nómada o seminómada.

Los idiomas oficiales son el tigriña y, en menor medida, el árabe; aunque también se habla tigré, afar, kunama y otras lenguas. En las escuelas se enseña inglés y algunos, la gente mayor, te sorprenden hablando italiano.

El ciclismo es el deporte rey de Eritrea, gracias al buen clima y a una orografía montañosa en su interior. Hay mucha afición y ves muchos ciclistas por la carretera. Algunos son allí verdaderos “héroes” nacionales…como también algunos atletas.



2. MI ITINERARIO

Día 1 – Llegada a Asmara (1 noche)
Día 2 – Asmara (1 noche)
Día 3 - Decamhare, Senafe, Adi Keyh (1 noche)
Día 4 - Qohaito, Adi Keyh, Sycamore Valley, Asmara (1 noche)
Día 5 - Massawa (1 noche)
Día 6 – Massawa, tribu Rashahida, Asmara, Keren (1 noche)
Día 7 – Keren, Asmara (1 noche)
Día 8 - Asmara
Día 9 - Vuelo regreso 3,25am



Día 1 – Llegada a Asmara (1 noche)

Tras 3 vuelos, Bilbao-Madrid-El Cairo-Asmara, aterricé de madrugada, 3.30am. Tras un tedioso proceso con el visado, comprobé que no llegó ninguna maleta en mi vuelo desde El Cairo. algo inaudito

Estuve por tanto los primeros 2 días sin mi equipaje… que por peso tuve que facturar al llevar 10 kg adicionales de material solidario. Finalmente apareció.

El vuelo con Egypt Air desde/a El Cairo estaba mayoritariamente ocupado por mujeres eritreas “de negocios”, que viajan para comprar mercancías a El Cairo aunque también lo hacen en vuelos directos a Dubai, Estambul y Jeddah.





Día 2 – Asmara (1 noche)

A 2.325m de altitud y con unos 500.000 habitantes, Asmara es un lugar único, una incrustación del pasado en el presente, una ciudad africana que sorprende por su cierta elegancia, repleta de joyas arquitectónicas en medio de una especie de “calma colonial”. 

Sus viejos edificios art déco, internacionales, cubistas, expresionistas, futuristas y neoclásicos evocan su época dorada (años 20 y 30) cuando la llamaban la “Piccola Roma”, donde los espressos, las motos y los Fiats antiguos eran tan comunes como los mojitos y los Cadillacs en La Habana.

Por su altitud, las noches en Asmara eran frescas (10-12º) y por el día no se superaban los 20-22º, en contraste con los más de 30º que tuve en la costa en Massawa.

Asmara se fundó en el S. XII, pero la mayor parte de su actual urbanismo proviene del periodo colonial italiano, en el que se erigió como capital de Eritrea en 1897 (antes lo fue Massawa). Su gran auge llegó en las primeras décadas del S.XX, en las que se levantaron muchos edificios e infraestructuras, y conserva una gran avenida, icónica,  llena de enormes palmeras y muchos nombres y carteles en italiano.

Aislada durante casi 30 años por la guerra con Etiopía, Asmara ha conservado casi intactos sus edificios patrimoniales y tiene un cierto toque “sofisticado”, algo extraño tratándose de esta parte de África. En 1939, la ciudad tenía un censo de casi 100.000 habitantes, la mitad italianos: Asmara era entonces una próspera ciudad con una incipiente industria que crecía gracias a su conexión ferroviaria con la portuaria Massawa.

Es cierto, no es la típica ciudad africana polvorienta, ruidosa, caótica y sin mucho que hacer. La capital de Eritrea podría ser la ciudad más acogedora del África subsahariana, mayoritariamente cristiana, con amplias avenidas de palmeras, estilo art déco y una extendida cultura de buen café.

Los cines y cafés de la época colonial bordean los principales bulevares de la ciudad, mientras que, más adentro de los barrios residenciales circundantes, se encuentran las villas de la antigua élite italiana, que hoy albergan embajadas, hoteles y centros culturales. También se ven muchos antiguos buzones de correos ya en desuso. La nostalgia lo domina todo y el encanto se dispara.

Todo el centro de Asmara es Patrimonio Cultural Mundial de la UNESCO desde 2017: este organismo decidió proteger cerca de 4.300 edificios históricos, reconociéndola como "un ejemplo excepcional del urbanismo modernista temprano a principios del S. XX y su aplicación en un contexto africano". 

Pero no te equivoques: este no es el típico “sitio histórico” delimitado a visitar, sino una ciudad muy viva en la que los actuales eritreos han integrado con indisimulado orgullo el legado del colonialismo italiano en su vida cotidiana y que se afanan por conservar como pueden.

Es una ciudad muy limpia. Pasear por sus encantadoras calles, saboreando la combinación única de influencias africanas e italianas, es una gozada en medio de una vibrante y tradicional vida callejera, sobre todo nocturna. Muchos te saludan por la calle, en inglés o italiano. 

La calle principal es Harnett Street. Aunque la gente viste a la manera occidental, es una ciudad que parece congelada en el tiempo… pero ya no quedan Fiats Cinquecento. Esta coqueta ciudad sobresale por haber tenido, desde 1.935, un plan urbanístico único de estilo “racionalista” italiano que, acompañado de una singular serie de edificios gubernamentales, hoteles, cines y teatros, le convierte en algo único e insólito en África. 

En el centro de Asmara la impresión es que uno anda por Italia… pero por una Italia imaginada de antes de la Segunda Guerra Mundial. Muchos edificios oficiales son de la época de Mussolini, que dicen mandó construir unos 400 edificios.


Me pareció que Asmara tiene un sabor especial, un lugar donde la vida pasa sin prisa. Los pocos semáforos que hay ya no funcionan, mucha gente pasea, hay muchas bicicletas, muy poco tráfico (la mitad de los coches son taxis) y el deporte nacional es sentarse a tomar un café o un té en la terraza de alguno de los innumerables cafés retro que hay por todos lados, sorprendentemente bien conservados. También hay bastantes video-clubs.

Allí reside hoy la mayoría de la población eritrea y hoy es una urbe en crecimiento a diferencia de Massawa, cada vez más desierta y que parece una ciudad fantasma… como mucho del resto de Eritrea, donde la población ha sufrido el horror de las guerras, con poblaciones semi-vacías y aun parcialmente destruidos: mucha gente se traslada a vivir a Asmara o trata de huir al extranjero debido a la represiva "oferta social" del gobierno.







Mi recorrido por Asmara se distribuyó en varios días. En mi primer día visité solo algunos lugares, pero en los siguientes, completé el resto de imprescindibles.

El Palacio del Gobernador, construido en 1897 por el primer gobernador italiano, fue utilizado después por Haile Selassie durante la ocupación etíope previa a la guerra. Hoy es el Ayuntamiento.

El Cinema Impero, de 1.937, se compone de tres enormes ventanales con 45 lámparas de ojos de buey. Y al lado, el bar Impero, con paneles de madera oscura y un viejo cajero automático.



 

El antiguo Teatro de la Ópera es uno de los edificios más importantes de Asmara. Se accede por una pequeña escalera de gala que aumenta la sensación de estar entrando en un espacio único. 

Diseñado en 1918 y ampliado en 1936, mezcla estilos como el neorrománico y el neoclásico, mientras la cubierta de su auditorio muestra pinturas de estilo art nouveau. El edificio es hoy propiedad del Gobierno y, por desgracia, no suelen organizarse representaciones en su interior.




 

 

El Hotel Hamassien construido en 1916. Interesante por su estilo colonial "suizo-italiano".


 

El edificio más alto de Asmara, la iglesia católica de Nuestra Señora del Rosario, de paredes de ladrillo y consagrada en 1923, se dice que es una de las mejores iglesias de estilo lombardo-románico fuera de Italia. Su enorme campanario gótico, que se terminó en 1.925, es precioso.



 


La Gran Mezquita Al Khulafa al Rashedin, terminada en 1938, este gran complejo combina varios estilos arquitectónicos. Ubicada en el centro de Asmara, está rodeada de un ambiente religioso y mercaderes de imagenes sacras y articulos como souvenirs representativos.





Junto a la Mezquita, un pequeño mercado rodeado de calles comerciales.








 

La Sinagoga de Asmara. En 1941 los ingleses descubrieron que había unos 500 judíos en Eritrea (el resto se había unido a los miembros del Etzel que perpetraba atentados contra el mandato británico en Palestina). Por ello, y sobre todo tras la independencia de Israel, la mayor parte de los judíos de Eritrea abandonó el país. 

Hoy no queda allí más que una sola persona (Samy Kohen, de 69 años), nativo de Asmara pero descendiente de una familia originaria de la antigua colonia británica de Aden (hoy Yemen) y quien se encarga del mantenimiento y visitas a esta pequeña sinagoga en Asmara que afortunadamente no ha registrado protestas por el conflicto en Oriente Medio.


Día 3 – Asmara, Decamhare, Sycamore Valley, Senafe, Adi Keyh (1 noche)

Antes de iniciar la ruta hacia el Sur, recorrí más puntos de interés en Asmara.

El famoso edificio Fiat Tagliero, de 1.938, un increíble ejemplo de arquitectura Art Déco, es una gasolinera futurista con forma de avión. Icónico en Eritrea. 

El edificio sobre la plataforma reforzada sin pilares es fascinante, con una torre central que sostiene dos alas de 15 m construidas en hormigón armado. 

La torre en sí incorporaba el espacio de oficina, la recepción y una tienda. Aún está estructuralmente sólido después de 76 años y no ha sufrido daños durante los numerosos conflictos que afectaron al país. 

Pude incluso subir a su tejado. Me contaron que en algún momento quisieron poner allí un bar pero no se autorizó.



 




Paré en otra curiosa gasolinera, con forma de barco y de teléfono, de 1.934. Al lado, había un pequeño mercado y algunos momentos fotografiables.





Las "sandalias de rio", como las llamamos en España fueron y aún son en Eritrea todo un símbolo nacional, por su uso generalizado durante las guerras.


Al salir de Asmara, uno se encuentra ya con una realidad diferente. Por las carreteras, sin apenas tráfico, se contemplan escenas cotidianas de agricultura y ganadería, y se constata la enorme utilidad de los burros para transporte de mercancías y personas. 

Hubo muchos check-points hasta llegar a Senafe y desde la carretera se divisaban algunos tanques abandonados mezclados con el paisaje.

Todo el entorno montañoso me fue recordando cada vez más a mi viaje por el noreste de Etiopía, aunque menos seco. De hecho, llegué a estar a tan solo 100 km del monasterio etíope de Debre Damo, al que llegué trepando una pared con una cuerda en mi viaje de 2018.





Antes de llegar a Adi Keyh, paré en un colegio enorme con decenas de niños y niñas. Conmovedor.





Paré en el “Valle de los Sycamores” con sus árboles gigantes, pero que pude ver con más calma en el trayecto de regreso a Asmara.


Decamhare, ciudad al sureste de Asmara, sirvió como centro industrial para la Eritrea italiana, era conocida por sus viñedos y molinos harineros, antes de los brutales combates en la Guerra de Independencia, Aún tiene buenos ejemplos de edificios y arquitectura colonial italiana, lo que le da un ambiente distintivo.










Por la carretera, a 2.000m, muchos pueblos aislados y también muchos niños con uniforme pululando yendo a o viniendo del colegio… y haciendo auto-stop.

Todo el trayecto me hacía recordar las luchas del pasado en el país en medio de lo inhóspito del paisaje, pero la experiencia con la gente me confirmaba que, después de la guerra, hay paz. Y en la diversidad, hay un sentido de unidad. En medio de la pobreza, hay generosidad. Escondidas, en medio del paisaje desértico, había granjas y rebaños de animales. Como reflexión,  hay un "espíritu" en Eritrea que transforma en abundancia lo que puede parecer muy poco: allí no se da por sentado nada de lo esencial de la vida, ni el agua, ni la comida, ni el refugio, ni la libertad.


 

Ví una fábrica de cereales, aún operativa, de la multinacional General Mills.


Senafe, al fondo.

El grupo étnico Saho está formado principalmente por pastores y agricultores sedentarios. Siendo expertos pastores, además de cuidar su propio ganado, también cuidan el ganado de las tribus vecinas a cambio de cereales

Los Saho son también conocidos por sus habilidades con la apicultura: la miel es una parte importante de su dieta.

El sistema de arado del cereal, para separar el grano de la paja, es particularmente curioso, utilizando animales (burros y vacas) que realizan estrechos círculos pisando repetidamente los montones recogidos, y así luego recoger el grano del suelo levantándolo al aire. Increíble.



Senafe, a 2.400m, iba  a ser el punto más lejano que visité desde Asmara (a 135 km), muy cerca ya de la frontera con Etiopía. Desde allí, un camino accidentado de 20 km conducía a la montaña más alta del país, Emba Soira de 3.018 m, en las estribaciones de las Montañas Metera, 

Visité lo que parecía ser una estela y dos pequeños edificios en ruinas justo al lado de un camino de tierra, y que en realidad era el lugar de una enorme ciudad que alguna vez fue una parada importante entre la ciudad etíope de Aksum (en la moderna Etiopía) y la ciudad portuaria eritrea de Adulis. Fue un paseo evocador.



Senafe no tiene mucho para ver y  recibe muy pocos turistas y la gente se sorprende y muestra curiosidad.
 

Un lugar para destacar es Emba Metera, una pequeña montaña con una cruz gigante en la cima. Las vistas seguro que serían espectaculares… la última sección de la subida es bastante desafiante y se necesita la ayuda de un cable que está sujeto a una estaca. No subí, por el complicado ascenso por una pared rocosa casi vertical hacia el final.


Senafe sufrió una gran destrucción durante la Guerra de Independencia y la posterior guerra con Etiopía. Hoy se respira paz rodeada de casas humildes, agricultura y ganado...




Visité la Iglesia Kidane Mihret, que me recordó a algunas de las iglesias de estilo etíope-axumita que ya vi en Etiopía. 


 




Día 4  – Qohaito, Adi Keyh, Asmara (1 noche)

Para los amantes de la historia y la arqueología, el sur de Eritrea ofrece una oportunidad de retroceder en el tiempo. Es como un enorme lugar arqueológico al aire libre.  Desde Adi Keyh tomé un desvío de unos 20 km por una pésima e inhóspita carretera, cruzando zonas de casas semi abandonadas.

Un corto paseo desde Qohaito me llevó al borde de un enorme cañón que caía dramáticamente hasta un antiguo camino hacia el alguna vez importante puerto de Adulis. Toda la zona fue una antigua ciudad pre-aksumita que, en su momento, fue una próspera parada entre la costera Adulis y Aksum (capital del Imperio Aksumita, que alguna vez se consideró comparable a potencias como Persia, China o Roma) cerca de la frontera con Etiopía.

Qohaito domina una meseta a 2500m en lo alto de un acantilado en la intersección del Gran Valle del Rift y la costa del Mar Rojo. El entorno es muy espectacular, con escarpados acantilados rocosos en todos los lados de la meseta y amplias vistas a altas cadenas montañosas. En un día muy claro, se puede divisar el Mar Rojo a lo lejos.

Posiblemente las fabulosas vistas de las montañas son mucho más interesantes que lo que queda de los yacimientos arqueológicos...





A 120 km al sur de Asmara y envuelto en una pacífica soledad en medio de una vasta y meseta árida, el sitio arqueológico de Qohaito (descubierto en 1868 y excavado solo un 20%) es una visita interesante solo para quien tenga interés en el pasado antiguo de Eritrea. 

Pero no esperes colosales monumentos: los escasos hallazgos de este sitio se extienden sobre un área que solo incluye un templo, una presa, una tumba egipcia, una cueva y un desfiladero. Me dijeron también que era zona de hienas, pero no vi ninguna.

Los historiadores debaten si las ruinas de Qohaito alguna vez fueron las murallas habitadas de la antigua ciudad de Koloe, un asentamiento anterior, pero que alcanzó importancia comercial durante, el reino Aksumita. 

Incluso si no lo fuera, los restos impresionantemente grandes de la ciudad –que cubren un área de 2,5 km por 15 km– son testimonio de su gran importancia en el pasado. Se estima que la ciudad fue fundada alrededor del 5.000 aC. y se mantuvo en desarrollo hasta el S. VI.









La presa Shapira tiene casi mil años, con 67m de largo y 16m de profundidad, sigue funcionando y satisface las necesidades de agua del pueblo Saho de la región. Al lado, había una pequeña mezquita.

 

Hice noche en Adi Keyh, base de operaciones para visitar Senafe y Qohaito, y para comer y cenar. Poco que ver y hacer




En Adi Keyh pude ver también una ceremonia copta 


 

 

De regreso a Asmara, paré de nuevo en el Valle de los Sycamores, y ví un árbol descomunal. 

El sicomoro es un tipo de Ficus y uno de los árboles más emblemáticos del país. Aunque hay muchos árboles grandes en las tierras altas, no hay ninguno como el sicomoro. 

Con su denso follaje y enorme sombra (su diámetro a veces es de 35m), este árbol ha sido considerado como el lugar ideal para reuniones de asamblea en aldeas donde los ancianos de la comunidad discuten sobre asuntos sociales y cuestiones relacionadas con la gestión de los recursos de la tierra. 

También bajo la sombra del sicomoro eligen a sus líderes y jueces comunitarios. Este árbol aparece en los billetes eritreos de 5 nakfas.






 

Paré en Segheneyti para ver una iglesia católica copta, St. Michael.


 



Día 5 – Asmara, Massawa (1 noche)

Antes de partir a Massawa, en la costa del Mar Rojo, de nuevo hice otras paradas interesantes en Asmara.

Monumento al famoso poeta y dramaturgo ruso Alexander Pushkin, con antepasados eritreos. Creado en Moscú y trasportado después a Asmara en 2009. Estaba Junto a la Biblioteca Pública de Asmara.

 

El Mercado de artesanías, frutas y verduras. Muy concurrido (era sábado). Como siempre, disfruto mucho en estos ambientes locales, bulliciosos e hipnóticos.

 








Y llegó otro de los highlights de este viaje. 

El Mercado Medebar, ruidoso y asombroso, es como un taller al aire libre donde absolutamente todo se recicla: neumáticos viejos se convierten en sandalias, el hierro corrugado se aplana y se fabrican cubos de metal, latas, cafeteras y cucharas diminutas. 

Dicen que este mercado ha sido el motor de la creatividad y la inventiva eritrea durante casi un siglo. Trabajan 3 tipos de material: metal, madera y plástico.

Hornos hechos con bidones de aceite, palas hechas con chasis de coche y ollas hechas con contenedores de comida derretidos: el ingenio no tiene límites aquí. Son negocios privados, que pasan de generación en generación, transmitiendo conocimientos. En 2020 sufrió un incendio.

Me pareció sorprendente e hipnótico, en medio de un ambiente duro e insalubre, con muchos niños de 10-13 años trabajando.


 



 



 



 

 


 

Me esperaban unos 100 km de carretera panorámica en dirección a la costa del Mar Rojo, en los que solo me crucé con los inconfundibles camiones "amarillos" de las compañías mineras, descendiendo más de 2.300m de altitud hasta Massawa... con algunas paradas memorables por carretera.

La antigua línea de tren entre Asmara y Massawa solo se utiliza actualmente en sus primeros 20 km, como tren turístico chárter, solo para grupos interesados. El trayecto completo dejó de operarse en 2006... hay muchos tramos cortados por movimientos de tierras.


Un divertido encuentro con monos babuinos en la carretera...




Las vistas eran espectaculares desde algunos miradores, viendo la serpenteante carretera...

A 30km antes de Massawa, el Puente Dogali, rehabilitado en 2006 con la ayuda de Japon. En este lugar se produjo una terrible batalla en 1.887 entre soldados etíopes e italianos. Silencio y mucho calor.

 



Y así, llegaba por fin a Massawa... conocida antes y aún hoy por algunos como Mitsiwa. Una ciudad portuaria que ganó prominencia en el S. XVI cuando fue capturada por fuerzas otomanas que desarrollaron un precioso casco antiguo, a menudo con coral en lugar de ladrillos. Y fue la capital de la Colonia Italiana de Eritrea hasta que se trasladó a Asmara en 1897. Entre 1887 y 1932, se amplió el ferrocarril de Eritrea, conectando Massawa con Asmara.

Lo primero que hice es explorar su casco antiguo, que era casi como una ciudad fantasma.

Mural a la entrada del casco histórico



La principal ciudad portuaria de Eritrea, es un enclave estratégico y ha sido ocupada por portugueses, árabes, egipcios, turcos, británicos e italianos. Cuenta con un legado patrimonial y una arquitectura que merece la pena contemplar a pesar de la devastación. 

Desde mi hotel, y cruzando un largo paseo marítimo flanqueado por el mar a ambos lados, caminé a la isla de Batsi para visitar el casco histórico de Massawa, limpio pero casi desierto. A pesar de la degradación, me pareció que tenía un encanto rabioso, mezclando aromas árabes y africanos. 

Pero la impresión, entre callejones angostos y edificios destruidos, era de una tremenda desolación. El clima desértico cálido, con una elevada humedad, generaba una sensación térmica muy alta. Había muchos cuervos. El lugar me iba fascinando por momentos.

Como centro importante del antiguo dominio etíope en el país, Massawa fue también  lugar de una de las batallas más épicas de la Guerra de Independencia de Eritrea en febrero de 1990, para "liberar" Massawa tras un ataque sorpresa por mar y tierra. 

En respuesta, Etiopía ordenó bombardear aún más Massawa, lo que provocó muchos muertos y los devastadores e irreparables daños que aún hoy perduran y que dejaron el casco antiguo de Massawa en un estado de ruina. 

Por eso, muchos emigran a Asmara en busca de una vida mejor. Es demasiado caro recuperar esta zona y el Gobierno anima a quienes aún permanecen allí a abandonar la zona, sin luz ni agua.

La arquitectura de las épocas otomana, egipcia e italiana salpica el casco antiguo de varios estados de grave deterioro, con un aire extraño y ruinoso y con muy escasa población. 

Me pareció impresionante. Una historia triste y conmovedora. 

Durante la II Guerra Mundial, Massawa fue el puerto base de la Marina italiana, pero cuando la ciudad cayó, una gran cantidad de barcos italianos y alemanes se hundieron en el Puerto en un intento de bloquear su uso.

En 1945, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, el Puerto sufrió más daños cuando los ocupantes británicos desmantelaron o destruyeron gran parte de sus instalaciones.

Massawa tuvo un aeropuerto civil internacional, hoy inoperativo y solo militar. 

La mayor parte de la ciudad quedó completamente destruida por un terremoto en 1921 y hasta 1928 no se pudo restaurar completamente su puerto. 

En la entrada del Puerto, pude ver buenos ejemplos de casas del S. XVII construidas con bloques de coral, que durante siglos fue el material de construcción local preferido. Y ahí se acababan las vías del tren que hace años llegaba desde Asmara. 

Al cruzar la calzada desde la isla Taulud (donde estaba mi hotel) para llegar al casco antiguo, en la isla Batsi, te topas con la arquitectura turca: una amplia extensión de palazzi (palacios) blancos con arcadas que resguardan del sol.

En una esquina estaba el antiguo Hotel Savoiya con su larga galería, donde desayuné con un café delicioso. Operaba en 1.999...

Se ven muchos bares y restaurantes abandonados, con muchas marcas de balas y metralla en las paredes de los edificios… y un antiguo y próspero mercado cubierto estaba abandonado y con todo el techo caído.






El casco antiguo me pareció una ciudad fantasma y me evocaba a otros lugares asolados de posguerra visitados en Siria como Alepo, Mosul o Homs, aunque sin llegar a la extrema crudeza de estos lugares, y donde a diferencia sí se han estado haciendo fuertes inversiones internacionales para su reconsrucción.









 







 

Una enorme plaza bordeada por todos lados por casas con balcones enrejados, puertas de madera finamente talladas y contraventanas de origen turco o egipcio. 

Las familias locales cocinan y socializan en las callejuelas al anochecer, lo que lo convierte en un momento particularmente atmosférico para pasear.  Pero en Massawa ya no quedan apenas pescadores eritreos, solo yemeníes, sudaneses y árabes. Muchos barcos están inservibles...

Cené en un restaurante yemení (Selam) un pescado muy fresco y delicioso que puede ver antes cómo lo preparaban en un horno tradicional. 

Por la noche hay ambiente en luminosos bares con música africana a todo volumen… y también con bastante prostitución propia de zonas portuarias, con algunos viejos night-clubs abandonados… 







Fui a ver el Palacio Imperial casi de noche y obtuve unas impactantes fotografías, pero dejé la visita más a fondo para el día siguiente porque me daba respeto entrar con la linterna del movíl...




 

En el centro de la Piazza degli Incendi ("Plaza del Fuego", después de que fuera escenario de un gran incendio en 1885) se encuentra la Mezquita Sheikh Hanafi. Con más de 500 años, esta mezquita es una de las estructuras más antiguas que se conservan en la ciudad. 


También ví lo que queda de la antigua construcción de una enorme sucursal del Banco Central de Italia de los años 20, junto al puerto, una copia destartalada del original y con una mezcla de estilos, incluyendo ventanas y torres góticas. 

Desafortunadamente, el edificio está en ruinas y espera una restauración imposible. Uno de los muchos que, como casi todo el casco antiguo de Massawa, estaba destruido y abandonado, con brutales cicatrices de guerra por artillería y bombardeos aéreos en 1990.





 

 

El abandonado Palazzo Rama, también conocido como el Hotel Torino, construido en 1938, es un ejemplo de arquitectura de influencia veneciana en el casco antiguo de la ciudad. Ofrecía música en directo y una pista de baile. Y en su terraza se organiban grandes fiestas. Fue reformado tras la guerra y en 1.999 operaba como un alojamiento low-cost, pero terminó siendo un enorme burdel. Hoy está cerrado...


La Mezquita de los Compañeros,  El-shiafei, es una pequeña mezquita que se cree data de principios del S. VII y sería por ello la primera mezquita del continente africano. Según se dice, fue construida por compañeros del profeta Mahoma que llegaron a Abisinia. Ahora es una humilde propiedad privada.


 


Massawa fue el lugar de Eritrea en el que más cerca estuve de una zona de conflicto bélico vigente.

Al otro lado del Mar Rojo, a tan solo 385 km de Massawa se encuentra el puerto yemení de Hodeidah, que ha sufrido numerosos ataques de Arabia Saudita y muy recientemente bombardeos del ejército israelí en represalia por los misiles lanzados por los hutíes desde Yemen a 1.800 km. de Israel.



Día 6 – Massawa, tribu Rashahida, Asmara, Keren (1 noche)



Por la mañana me dediqué a repartir ropa y juguetes por las desangeladas calles del casco antiguo de Massawa. Incredulidad, sorpresa y agradecimiento. Muy emocionante.

Las mujeres se sentaban en pequeños taburetes fuera de sus casas preparando suwa o café. 

 

  






Después me acerqué a ver de nuevo el Palacio de Haile Selassie, antiguo emperador de Etiopía, que también fue bombardeado por aquel país cuando ya la guerra estaba perdida. 

Con vistas al Puerto, abandonado, y sin un cartel que lo identifique, pude recorrer por dentro sus dos plantas, salvando agujeros en el suelo y en medio de mucho escombro y destrucción, imaginándome su suntuosidad en el pasado.

La edificación original fue construida por los turcos en el S. XVI. El edificio actual data de 1872 y era conocido como el Gibi o Palacio del Gobernador. Pero durante la federación con Etiopía, fue ya utilizado como residencia de invierno por el emperador etíope Haile Selassie, cuyos leones heráldicos todavía decoran las puertas y por cuyo nombre todavía se hace referencia comúnmente a este impresionante edificio.

 





 




 





 




 



Desde Massawa se parte en barco al Archipiélago de Dahlak. Al final de esta publicación, comento aspectos desconocidos y muy controvertidos sobre estas misteriosas islas eritreas.

Después fui a la cercana playa de Gurgusum, y me dí el primer baño de mi vida en el Mar Rojo. El agua muy caliente y salada. Un cercano resort sirvió para tomar unas cervezas con relax playero. La zona parecía haber vivido “tiempos mejores”.











Inicialmente iba a visitar una comunidad Rashaida, comer con ellos,… pero hubo un cambio de planes y visité solo una diminuta aldea de una familia. 

Acababa de nacer un camello y vi cómo le alimentaban en presencia de su madre, a la que ordeñaron.

El pueblo Rashaida es un grupo étnico que vive en la llanura costera del Mar Rojo, desde Port Sudan hasta Massawa. Son descendientes de tribus árabes del S. XIX y son un pueblo nómada

Se estima que superan 1 mill. de integrantes, aunque solo unos 80.000 Rashaidas viven a lo largo de la costa desértica de Eritrea. Se dedican al pastoreo y comercialización de los camellos que ellos mismos crían y cuidan, así como al comercio general con los países árabes. 

La sociedad rashaida es muy conservadora. Quieren preservar su “esencia árabe” y no mezclarse: desean mantener un nivel de pureza étnica dentro de su comunidad. El Gobierno les permite portar armas.

 


 


 

 

 


 


 

 

Paré después en un parque con tres enormes tanques que se encontraban sobre unas bases elevadas de mármol negro. Hace años aún funcionaba una fuente de agua que brotaba de uno de los cañones.

El famoso y muy simbólico Monumento a los Tanques, conmemora los 3 tipos de tanques que fueron fundamentales para la liberación de Massawa del dominio etíope y que son, en realidad, tres tanques etíopes que fueron capturados (uno en 1.977 y dos en 1.991) por las fuerzas eritreas para contraatacar con ellos.

El épico memorial indica: "En memoria de los héroes que cayeron en la Operación Fenkel de 1990, en las batallas de 1977 y en todas las demás operaciones para la liberación de Massawa, y como tributo a su compromiso y valor, el pueblo y el Estado de Eritrea dedican este monumento. Massawa rinde homenaje a estos héroes que dieron su vida para darle la luz de la libertad con la cabeza en alto, llenos de esperanza y confianza, con diligencia y determinación. Hoy y en el futuro. ¡Victoria para las masas!. Consagrado en este día, Día de los Mártires, 20 de junio de 1996 por Su Excelencia Isaias Afwerki Presidente del Estado de Eritrea".








Frente al Parque de los 3 Tanques, estaba la pequeña iglesia católica de Santa María de Massawa.

 

Ya de regreso, al pasar por Asmara para seguir hasta Keren, paré en el famoso Cinema Roma, otra pieza de historia Art Déco. Fue inaugurado en 1937 como Cine Excelsior. 

La fachada está decorada con mármol precioso. Pasó a llamarse Cine Roma durante la ocupación fascista italiana. Y en 2005 fue restaurado a su aspecto original. 

En la cafetería se exhibe un proyector retirado de 35 mm. Hoy, la gente acude allí para desayunar o ver partidos de fútbol. 

A veces, también hay espectáculos teatrales y de baile. Dicen que allí sirven el mejor café de Eritrea… doy fe.








Llegué a Keren de noche, cansado de la paliza del viaje pero ansioso ante lo que me esperaba al día siguiente.


Día 7 – Keren – Asmara (1 noche)

Si Asmara es la “cara italiana” de las Tierras Altas, fortaleza de un alma tigrayana, y Massawa, la joya otomana de antiguos descendientes árabe-islámicos que llegaron a la costa con rutas marítimas centenarias, el corazón palpitante de la Eritrea más profunda y una muestra muy representativa del interior rural, es la ciudad de Keren y sus coloridos mercados, en la región de Tigré. Impresionante.

Keren, la 2ª mayor ciudad del país, está situada a 1.400m y a unos 91 km (3h) al noroeste de Asmara.. La preciosa carretera, "bien" asfaltada solo en parte, construida por los italianos, es como una horquilla curvada desde las mesetas montañosas. Algunos barrancos eran escalofriantes.

Llegué un lunes, que es justo cuando en Keren tiene lugar desde las 8am el famoso Mercado de Ganado, algo de verdad espectacular. 

Visitar este brutal mercado fue un inmenso placer, tomando fotografías y descubriéndolo por mi cuenta. 

Dos campas, en la carretera de Nakfa, cobran vida con comerciantes que regatean en un animado y vibrante mercado. Además de camellos en una campa, en otra superior se vendían también ovejas, cabras, vacas y burros.

Camellos de todos los tamaños y gamas de colores, marrón, beige, blanco, con las marcas respectivas de sus dueños para poder identificarlos. El precio para los camellos grandes y blancos era de unos 800-1000 usd., y para los marrones o más pequeños de unos 400-600 usd. Las vacas estaban a unos 500 usd y las cabras a 50-70 usd.

Era una absoluta locura. Yo estaba en mi salsa...


 










 



El camello es el animal nacional de Eritrea, considerado emblemático. Para muchos, el camello es el animal más importante, especialmente para los nómadas como animal de carga pero también debido a su nutritiva leche y su capacidad única para sobrevivir durante las estaciones secas en zonas climáticamente duras por su adaptabilidad a altas temperaturas.

 








Hombres de la etnia tigriña vestidos con sus largas túnicas blancas y turbantes en sus cabezas conversaban animadamente y no les importaba ser fotografiados. Este mercado parece conservar intacta una magia que remonta a siglos atrás. Es un viaje por el tiempo. Me encantó.





El tranquilo y multiétnico Keren (los Tigré, también conocidos como tigrinyas, y los Bilen han hecho de ella su hogar), con su atmósfera lánguida cuenta en su centro con una seductora amalgama de elementos arquitectónicos: mezquitas, iglesias y edificios coloniales.... y otros ya bastante desdibujados, como la antigua Estación de Tren que ahora se utiliza como una (desangelada) terminal de autobuses. 


Keren está rodeada por una cordillera de preciosas y escarpadas montañas que en 1.941 fueron escenario de algunas de las batallas más feroces entre las fuerzas aliadas (inglesas) e italianas. La caída de Keren en manos de los aliados marcó el fin de la ocupación italiana de Eritrea. Visité los cementerios de los bandos inglés e italiano que murieron aquí durante la II Guerra Mundial. 

El Cementerio italiano está detrás de la Gran Mezquita en el extremo norte de Keren. Cuidadosamente mantenido, es el último lugar de enterramiento de muchos soldados italianos y eritreos que lucharon juntos en la II Guerra Mundial. Una gran parte de los enterrados aquí murieron como soldados eritreos desconocidos ("Ascaro Ignoto"): sus identidades no pudieron establecerse.



El Cementerio inglés, en el extremo occidental de Keren, alberga las numerosas tumbas de los soldados de la Commonwealth que cayeron en la batalla para tomar Keren en la II Guerra Mundial. Pude ver lápidas de fallecidos pertenecientes a diferentes ejércitos que apoyaban al  británico.



También visité el famoso “templo” de Mariam Dearit, tallado dentro de un enorme tronco de un antiguo baobab de más de 500 años y que guarda en su interior una talla de la Virgen María. Fue muy venerada por los italianos y sigue siendo un punto de peregrinación para todos los católicos. Se cree que la estatua tiene poderes curativos. 

También allí se cree que marca el lugar del que brota la fertilidad: las mujeres locales preparan café a la sombra del árbol y creen que han sido bendecidas con fertilidad si un viajero que pasa acepta una taza.


 




Visité un colegio público para sordos, Muy emotivo, le dejé al Director del centro, material escolar y 3 balones de cuero. 

Me enseñaron las aulas y fue una experiencia muy conmovedora. Había 165 alumnos y una larga lista de espera para matricularse.

Uno siempre "se queda corto" cuando visita estos lugares. Días después, ya desde Asmara, como no pude entregar en hospitales públicos el abundante material médico que llevé (lo rechazaron), acordé hacérselo llegar a este mismo colegio para su botiquin.



 




 



Recorrí el Mercado de Keren. Tan colorido y bullicioso. Me encantó.







 



 

También sus bulliciosas calles...








Había algunos edificios muy interesantes, varias iglesias católicas italianas están repartidas por la ciudad. El Ayuntamiento es precioso... lleno de herencia colonial.




Subí a lo alto de un hotel para divisar Keren desde las alturas.






De regreso a Asmara, paré en un bosque de enormes cactus y seguía viendo tanques abandonados en el paisaje.






Día 8 – Asmara

Este día lo empleé en terminar de peinar Asmara, re-visitar los lugares más interesantes y hacer las últimas compras (poca cosa, algunas camisetas, café,…).


Foto de internet, sin copyright
Una pena. No se pudo conseguir permisos para visitar ni la antigua y destartalada Estación de Trenes de Asmara, pero tampoco el famoso y enorme Cementerio de Tanques, un lugar muy especial lleno de reliquias de las guerras: en parte desguace, en parte monumento, este campo abierto, donde descansan los restos de vehículos militares desde que acabaron los conflictos, y que constituye el reflejo conmovedor de las dañinas consecuencias de décadas de combates. En realidad hay chatarra de todo tipo… 

El problema para no poder visitarlo pudo ser que al lado se encuentran unos barracones reutilizados como celdas para presos y el Gobierno no quiere que más turistas los fotografíen, tras ser “descubiertos”, para bien o para mal,  en una famosa red social.

La Catedral ortodoxa de Enda Maryam se edificó en 1920 pero en 1938 se mejoró su arquitectura. Es una curiosa mezcla de arquitectura italiana y eritrea. Su bloque central está flanqueado por grandes torres cuadradas. La nueva iglesia incorporó muchas piedras de la antigua edificación. Estaba cerrada.







Albergo Italia es el hotel más antiguo de Asmara. Construido en 1899, fue renovado en 2004 preservando una historia de 125 años. 
Pude visitar varias habitaciones, y todas estaban amuebladas con antigüedades de principios del siglo pasado. El ambiente  externo que brota de él es acogedor y lujoso. 

Pero, como en casi toda Eritrea, no hay agua ni electricidad hasta que encienden de vez en cuando los generadores. Ves moho en muchas paredes, hay algunos trozos de techo hundidos, huele a humedad y el estado general de los detalles es de una evidente decadencia. Está operativo pero no  lo recomendaría por higiene y muchas carencias en la comida que sirven. Los precios hoy, entre 100 y 170 usd/noche.







Visité la Oficina de Correos de Asmara construida en 1916, con un interior precioso.




La genuina Bolera retro de los años 40 aún funciona… pero todo es manual (unos chicos devolvían los bolas y colocaban en pie los bolos). Surrealista pero muy auténtico.






 

Visité un antiguo y desvencijado edificio que en el pasado fue un enorme taller mecánico de la marca automovilística italiana Alfa Romeo. Hoy lo ocupan viviendas en mal estado.

 


Ya casi de noche, me despedí de Asmara perdiéndome por mercados callejeros nocturnos con muy poca luz y en medio de un ambiente local muy vibrante.

 

Este día ya no precisé de hotel en Asmara.. a las 00h me fui al aeropuerto.

Día 9 – Salida de madrugada

Me fui de Eritrea con la sensación de haber realizado un viaje por el tiempo; para mí ha sido todo un privilegio conocer un país tan hermético en el que nada es lo que parece a simple vista y que, a pesar de todo lo que esconde, me ha supuesto una experiencia viajera fabulosa. Otro sueño viajero cumplido



3. LA CARA OCULTA DE ERITREA

Las relaciones de Eritrea con sus vecinos son muy complejas y cambiantes, en especial con Etiopia.

Tan sólo 5 años después de su independencia en 1993, y debido a la invasión etíope de la ciudad eritrea de Badme, estalló de nuevo en 1.998 un conflicto fronterizo que se intensificó hasta una cruel guerra de 2 años a gran escala con un impacto muy negativo en la economía, además de ocasionar de nuevo miles de muertos y más de un millón de desplazados. 

Aunque formalmente finalizó en diciembre de 2000, bajo los auspicios de Naciones Unidas, la delimitación fronteriza no fue aceptada por Etiopía y sigue siendo uno de los obstáculos para la normalización de relaciones entre ambos países.

Por otro lado, Eritrea sigue sujeta a varias resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que imponen diversas sanciones militares y económicas por haber apoyado a grupos armados de oposición en la región, en especial a la insurgencia islamista en Somalia. 

También se ha probado su implicación en los recientes ataques al pueblo etíope del Tigray desde 2020, un conflicto olvidado y especialmente cruel con numerosos crímenes de guerra acreditados.

La ideología del gobierno eritreo se basa en el militarismo, el control estatal de la economía y la colectivización de la población en el marco de un servicio nacional indefinido que cubre todas las necesidades del régimen. Todo con mano de hierro bajo el pretexto de las tensiones militares.

Estamos ante un Estado denunciado por violar los derechos humanos: entre las denuncias figuran arrestos arbitrarios, hostigamiento a periodistas, torturas, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones de personas, abusos sexuales a mujeres reclutas y la represión de la libertad de expresión, conciencia, prensa y religión (sobre todo a religiones minoritarias, muy perseguidas). Se habla de miles de presos políticos encarcelados en paradero desconocido. Con total impunidad y sin ninguna resistencia política ni social. 

De su actual presidente se dice que, después de la formación política y militar que recibió durante su viaje a la China maoísta en 1967, puso en marcha una combinación de nacionalismo y marxismo que sustenta la ideología de muchos miembros del movimiento independentista que encabezó después. Isaías Afewerki (78 años) hace vida normal, vive en una casa normal y tiene un coche normal. Tampoco tiene una gran escolta.

La historia reciente de Eritrea es difícil y atormentada. La aparente felicidad de la gente esconde, en mi opinión, una profunda tristeza pese a ser imposible encontrar a alguien que te cuente la realidad en la que viven y donde no se permite la protesta ni la disidencia.

Aunque no se percibe, la gente no está en absoluto contenta con la situación actual. Diría que está frustrada, desilusionada y resignada a aceptarla a la espera de cambios futuros. 

Con una marcada personalidad, es un pueblo honesto pero “guerrero” y de enorme coraje (que apoyó a su líder en guerras con mucho derramamiento de sangre) pero la eritrea me parece hoy por desgracia una sociedad dócil y quizás condescendiente con el poder ante la imposibilidad de protestas por miedo a revueltas que pudiesen desembocar en una indeseada guerra civil.  

Yo no puedo sino empatizar con ellos.

Creo que es también además una sociedad desinformada sobre los planes, objetivos, estrategias y alianzas de su aislado Gobierno. Viven al día y, en cierta forma, a ciegas. Impera la ley del silencio en un país donde no se tolera la disidencia.

A pesar de las sanciones internacionales, la respuesta global ha sido limitada y, Europa en particular, ha adoptado políticas que priorizan su seguridad fronteriza sobre los derechos humanos. Eritrea continúa siendo un caso alarmante de violaciones de derechos humanos y una fuente importante de refugiados en la actual crisis migratoria hacia Europa. Tiene, tras Siria, el récord mundial de refugiados: hasta ahce poco se escapaban unas 3000 personas al mes. En total, se estima que alrededor del 15% de la población de Eritrea ha abandonado el país, según Naciones Unidas, más de 500.000 eritreos, con una alta proporción buscando asilo formal. Por ello se dice que es la nación que “más rápidamente se ha vaciado” del mundo.

Desde la Declaración de Independencia de 1993, su presidente sigue siendo muy polémico a nivel internacional e incluso condenado por Naciones Unidas en 2015 por Crímenes contra la Humanidad por su política interna represiva. 

Como régimen dictatorial, solo hay un único partido político: el Frente Popular para la Democracia y la Justicia. Está prohibido crear nuevos partidos, a pesar de que la Constitución de 1.997 –no implementada- decía justo lo contrario. 

Para después hacerse una idea de la tragedia social en Eritrea, es bueno tener presente que son muchos los países del mundo con servicio militar obligatorio aunque, eso sí,  por un tiempo limitado: 

1. Corea del Sur: para hombres entre 18 y 28 años, con una duración de 18 a 21 meses dependiendo de la rama militar.

2. Israel: tanto para hombres (32 meses) como para mujeres (24 meses), con excepciones para ciertos grupos religiosos y étnicos.

3. Singapur: solo para hombres, ciudadanos y residentes permanentes por 24 meses.

4. Suiza: para hombres de 18 a 30 años, con un servicio acumulado de 245 días.

5. Brasil: servicio de 12 meses para hombres al cumplir 18 años, aunque la selección es parcial.

6. Finlandia: para hombres con una duración de 165, 255 o 347 días, dependiendo de la especialización.

7. Turquía: para hombres durante 6 a 12 meses, según la posición y educación.

Otros países con servicio militar obligatorio son Grecia, Egipto, Irán, Myanmar, Tailandia y Noruega (que aplica también a mujeres). Además, otros como Marruecos y Ucrania han reinstaurado el servicio militar obligatorio recientemente. 

Pero en Eritrea, desde 1995 y a partir de los 15 años de edad, el servicio militar es obligatorio (para hombres y mujeres) y de duración INDEFINIDA, afectando sobre todo a los jóvenes, retenidos sin derechos, lo que les lleva a muchos a desertar o huir del país. Las condiciones son muy duras: bajos salarios y trabajos forzados… fuera del ejército. 

Porque no solo cobran menos que los funcionarios del Gobierno, sino que acaban "rebotados" contra su voluntad desde su perido de formación militar... hacia un oficio que no han elegido. Es tirar tu vida por la borda. Esto hace imposible que esta gente pueda decidir el rumbo de sus vidas y por ello hay tantos eritreos que quieren conseguir asilo en Europa.

Se denuncia que a las personas a las que se descubre intentando evitar el servicio militar o escapar de él, por ejemplo huyendo del país, se las detiene en condiciones terribles. Esta misma suerte correrán probablemente las personas que sean devueltas desde el extranjero al rechazarse su solicitud de asilo en Europa o en otros lugares: en general todo solicitante de asilo devuelto corre peligro de detención arbitraria. Y esto está pasando p.e. en Turquía y Egipto: toda devolución de refugiados eritreos debería terminar de inmediato.

Pero analicemos este asunto de la manera más objetiva posible.

En 2005 el Gobierno se comprometió a que el impopular “Servicio Nacional” fuese de solo 18 meses, comenzando con 6 meses de entrenamiento militar seguidos de 12 meses ya fuese en el servicio militar o trabajando “en otras cosas” siempre por orden y bajo supervisión del ejército o de las élites del partido gobernante: lo mismo en obras de re/construcción civil como en compañías mineras extranjeras. 

Pero esos primeros 18 meses se pueden extender por muchos años y solo unos pocos privilegiados tienen la enorme suerte de quedar después “liberados”. Se hace un examen previo en el que el Gobierno evalúa los conocimientos y las aptitudes de los jóvenes, y quizás su posición social. 

Y esto es no menos sorprendente: absolutamente todos los eritreos con entrenamiento militar quedan a merced de un control militar por un periodo de hasta 20 años o más. Siempre preparados. Es un servicio involuntario masivo y puede que “de por vida”, bajo la injusta arbitrariedad de los mandos militares

Aunque el Gobierno defiende que el sistema del servicio militar nacional es necesario para la autodefensa del país dada las prolongadas hostilidades con la vecina Etiopía, los reclutas no solo se dedican a labores militares o a controles en check-points. Muchos realizan funciones civiles en la construcción o la minería. 

A priori, algo de esto no sería de extrañar en situaciones de emergencia nacional porque en este caso así lo hacen muchos países del mundo. Pero la diferencia no solo es la duración, sino las condiciones de esclavitud, los maltratos y abusos, la arbitrariedad y la inseguridad que se denuncian.

Muy pocos van uniformados. El reclutamiento ha terminado por resultar una herramienta de represión y afecta muy directamente a las familias de los posibles desertores: la “traición” acarrea severas consecuencias, no solo para los reclutas en la clandestinidad y que abandonan sus estudios, sino también represalias contra sus familias que se ven encarceladas, chantajeadas, fuertemente multadas o incluso desahuciadas de sus casas si no colaboran en su incorporación. 

Una extensa red de cárceles, centros ocultos de detención y campos de trabajos forzosos, albergan separadamente a quienes han intentado evitar el Servicio Nacional, a deportados de países como p.e. Egipto, Libia o Malta, a presos políticos y periodistas, y a encarcelados por creencias religiosas.

El gobierno eritreo sólo reconoce cuatro religiones: la Iglesia Ortodoxa de Eritrea; el Islam Suní; la Iglesia Católica Romana, y la Iglesia Evangélica de Eritrea. Quienes practican otras religiones tienen que dar cuenta de sus actividades al Gobierno y a veces son víctimas de detenciones.

Los medios de comunicación están fuertemente controlados por el Gobierno, convirtiendo al país en el segundo con menor libertad de prensa del mundo, que está axfisiada.

Se dice que muchos periodistas languidecen en las cárceles del régimen sin acceso a sus familiares ni a abogados, algunos sin haber sido juzgados nunca. Varios de ellos llevan más tiempo sin juicio que cualquier otro periodista del mundo. 

Con todo, se percibe que las mujeres disfrutan de una igualdad mucho mayor en Eritrea que en la mayoría de países africanos. Leí que contribuyeron con más de 1/3 de las tropas en las dos guerras contra Etiopía.

Muchos jóvenes eritreos que huyen del país caen en manos de redes de tráfico de personas, que los secuestran y extorsionan. La península del Sinaí se ha convertido en un centro de tortura y explotación, donde las víctimas son chantajeadas para que sus familiares paguen rescates

La mayoría de las víctimas de este tráfico provienen de Eritrea y muchos son secuestrados incluso en campos de refugiados en Sudán o Etiopía. Eritrea es una de las mayores fuentes de refugiados de África en Europa. La ignorancia internacional sobre Eritrea (y otras zonas de crisis de derechos humanos) es toda una vergüenza intelectual.

Bajo sanciones económicas impuestas por Naciones Unidas desde 2009 por financiar movimientos insurgentes en el Cuerno de África, en Eritrea, a pesar de las denuncias de Naciones Unidas sobre violaciones de derechos humanos, el papel de la comunidad internacional ha sido contradictorio: si bien se han impuesto sanciones y embargos, algunas empresas y países como Canadá, China o Australia, han mantenido inversiones y relaciones económicas con el Régimen, con trabajadores eritreos en condiciones de “esclavitud” para, entre otras, la explotación minera. 

Se han producido algunas denuncias, p.e. en Canadá, por ese suministro de mano de obra por parte del Gobierno en condiciones inhumanas que, difíciles de demostrar, son resueltas por las compañías mineras con acuerdos extra-judiciales por el evidente deterioro de su responsabilidad social corporativa.

Y la UE ha fracasado en su respuesta a la crisis de refugiados eritreos. En lugar de abordar las causas de la migración y ofrecer protección, las políticas de la UE han optado por externalizar la gestión de la migración a países africanos

Eritrea está considerado uno de los países con peor historial de derechos humanos del mundo y muchos de los solicitantes temen tener que regresar a un país que, en realidad, les prefiere “fuera” para evitar disturbios internos… y para que después manden remesas de dinero a familiares y amigos. Es una tragedia.

Cualquier eritreo que necesite servicios consulares de Eritrea, permiso para visitar el país o documentación oficial (vital, por ejemplo, para las solicitudes de asilo) debe pagar el 2% de sus ingresos certificados y firmar un documento admitiendo su “culpabilidad” por abandonar Eritrea. 

Sí, los eritreos que han vivido en el extranjero durante muchos años pueden ir y venir cuando quieran, siempre que sigan la línea del partido y paguen el “obligatorio” impuesto “diáspora” del 2% sobre sus ingresos y que abonan, bien en las embajadas y consulados, incluso a través de “recaudadores de dinero” o bien “directamente” a Eritrea para evitar problemas legales por recaudar en algunos países. 

Este controvertido impuesto “ordeñador” se paga por necesitar cualquier servicio consular, p.e. obtener el pasaporte, que tarda hasta un año y medio, o por querer renovarlo. También, algunos funcionarios de Embajadas y Consulados de Eritrea, presionan (en persona, no por carta) a sus ciudadanos e iglesias eritreas en la diáspora, para recaudar fondos para su país, incluso también a través de "festivales culturales”. 

Los tentáculos del Gobierno eritreo alcanzan a amenazar y amedrentar a movimientos y activistas anti-gubernamentales en el extranjero.

Naciones Unidas informa que las familias de activistas en el extranjero a menudo son objeto de persecución en Eritrea: por ello los eritreos no se sienten libres, aunque vivan en un país libre.

Todo esto me recuerda a que, desde el inicio de las protestas en 2022 contra el Régimen en Irán, el gobierno iraní utilizó todos los medios posibles para sofocar la movilización dentro y fuera del país: amenazas a las familias, repetidas llamadas de agentes del régimen, intimidación... la diáspora iraní también está sometida a la presión del poderoso Gobierno de Teherán.

Eritrea es un país con una diversidad étnica muy significativa, pero el Gobierno no reconoce oficialmente a algunos pueblos indígenas que históricamente han luchado por el reconocimiento de sus derechos territoriales y culturales. No tienen un estatus legal que les permita reclamar derechos específicos sobre sus tierras ancestrales o su identidad cultural. 


Una última curiosidad: Eritrea apoya a Putin en su invasión de Ucrania. De por medio, además de la recepción de ingentes cantidades de cereales, posibles futuras bases navales rusas en Massawa.


4. LA TRASTIENDA GEOPOLITICA

GUERRAS CON ETIOPIA

Foto de internet, sin copyright
La historia de Eritrea se volvió más problemática desde la Segunda Guerra Mundial, con la anexión gradual a Etiopía y el inicio en 1.961 de un conflicto de 30 años después de que Naciones Unidas estableciera que Eritrea debía haberse federado con Etiopía, pero manteniendo su autonomía. 

En realidad Etiopía transformó gradualmente esa “federación” en un verdadero territorio etíope durante los años 50, anexionándose Eritrea a su monarquía

Así, en 1961 comenzó la revolución con los primeros ataques eritreos a los “ocupantes” etíopes. En 1962, la reacción del emperador Haile Selassie fue disolver la federación, haciendo de Eritrea la 14ª provincia de Etiopía.

Y eso desencadenó la segunda y muy cruel guerra con Etiopía, que comenzó en 1998 y concluyó en el 2000 con el Acuerdo de Argel, cuando se confió a una Comisión de Naciones Unidas la tarea de establecer las fronteras entre Eritrea y Etiopía. 

Concluyó sus investigaciones en 2002, instando al ejército etíope a abandonar territorio eritreo, lo que no sucedió hasta 2018.



NECESIDAD DE SALIDA AL MAR DE ETIOPÍA

Actualmente, los países del Cuerno de África rivalizan para facilitar una salida marítima a Etiopía: Sudán, Eritrea, Somalilandia, Yibuti y Kenia aspiran a acoger las instalaciones portuarias que precisa la emergente economía de su vecino etíope.

Con éstas, el maquiavélico Régimen de Eritrea confía en la idoneidad de sus puertos de Massawa y Assab dentro de las necesidades logísticas que demanda el norte de Etiopía. 

Al parecer, poco importa que hace tan sólo dos décadas, ambos países se enfrentaran en una guerra fútil que ocasionó 123.000 víctimas mortales. Incomprensiblemente, Eritrea participó bélicamente en el conflicto del Tigray ayudando y apoyando al Gobierno etíope.

Las dudas y desconfianzas de Eritrea con Etiopía pasan por no facilitar, en segunda derivada, una eventual presencia militar etíope en el Mar Rojo, más allá de permitirle usar un puerto de mercancías en su territorio. Egipto, Somalia y Eritrea han cerrado filas para frenar el expansionismo de Etiopía y que no tenga presencia militar en el Mar Rojo. Equilibrios imposibles.

Otra crisis enfrenta a Somalia con Etiopía: un polémico acuerdo firmado a comienzos de 2024 entre el Gobierno etíope y las autoridades de la autoproclamada República de Somalilandia (que se quiere independizar de Somalia), mediante el cual Etiopía obtendría acceso al Mar Rojo a través del puerto de Berbera, a cambio de reconocer la independencia del Estado separatista. La consecuencia inmediata ha sido la cancelación de vuelos entre Etiopía y Somalia.


CONFLICTO EN EL TIGRAY ETÍOPE


Las tensiones en Tigray vienen de lejos, pero la guerra civil se desató en 2020, después de que las autoridades de esta región fronteriza con Eritrea decidieran seguir adelante con las elecciones para renovar el Parlamento local, pese a que el gobierno nacional suspendió las votaciones por la Pandemia del covid-19.

En represalia por la insubordinación, el Gobierno etíope cortó los fondos a la zona y ello provocó que un grupo rebelde se alzara en armas. A la guerra en Tigray se sumaron las fuerzas militares y paramilitares de la vecina Eritrea, que se aliaron con los etíopes contra los rebeldes.

A pesar de un acuerdo de tregua entre el Frente de Liberación Popular de Tigray y el Gobierno de Etiopía, Eritrea no ha retirado completamente su presencia militar de Tigray, zona que pude visitar ampliamente en Etiopía en 2018 cuando nada hacía sospechar el desenlace bélico de 2020.

La zona fronteriza de Eritrea con Etiopía se sigue viendo hoy afectada por la cruel guerra civil que se libró en 2.020-2.022 en la región norteña etíope “rebelde” del Tigray

Foto de internet, sin copyright
Un conflicto brutal y olvidado, en el que colaboró el ejército eritreo, con más de 600.000 víctimas civiles sin incluir a combatientes muertos de ambos lados (más de 100.000), una tremenda masacre y crisis humanitaria con efectos devastadores para la población que, a sumar al bloqueo de ayuda y una gran sequía, puso a prueba la capacidad de resiliencia del pueblo tigrino: mujeres y niñas fueron violadas, hubo torturas, desapariciones, asesinatos y unos 2 millones de desplazados. 

El Tesoro norteamericano impuso sanciones a militares eritreos por participar en agresiones sexuales, matar a civiles y bloquear la ayuda humanitaria durante la reciente guerra del Tigray en Etiopía.

Pero sorprendentemente este atroz conflicto en la región etíope de Tigray no ha suscitado ninguna repulsa en los países del Cuerno de África. 

Nadie parece querer “incomodar” al gigante etíope que, si en los años 80 difundía imágenes de una población famélica y provocaba olas musicales de solidaridad, hoy es una potencia emergente con índices de crecimiento económico superiores al 8% anual y un mercado de 126 mill. de consumidores. 

Y como el coloso etíope precisa de puertos para acceder a las rutas de navegación, los enormes beneficios potenciales acallan antiguas rivalidades y alientan ambiciosos proyectos etíopes de inversión en infraestructuras en los países de la región. 




MISTERIOS OCULTOS EN EL ARCHIPIÉLAGO DE DAHLAK

Foto de internet

A 58 km desde Massawa se llega en barco al Archipiélago de Dahlak, que tiene dos islas grandes y 124 pequeñas. Solo 4 están habitadas. Islas donde la tierra es de color rojizo, áridas y sin casi vegetación. No me planteé ir, por falta de tiempo y porque era una excursión cara. Sus pesquerías de perlas eran conocidas desde la época romana, También pasaron griegos, yemeníes, abisinios, otomanos e italianos. 

Costas de corales fósiles que se interrumpen por playas de arena blanca en las que remansan aguas transparentes donde algunos acudían a hacer buceo y esnorquel y es frecuente el encuentro con delfines. 

Foto de internet
En algunas inmersiones pueden verse barcos hundidos, como el mítico Urania (1941), o enclaves famosos en el mundo del buceo como la brecha de Gubbet Mus Nefit. Actualmente el Gobierno ha restringido mucho las excursiones, aunque se sigue ofreciendo acampada libre en dos de sus islas: Durgham y Durgella. 

Foto de internet

Testigos directos han señalado que, haciendo una excursión por el Archipiélago de Dahlak, a mediados de los 90, se toparon con un grupo de jóvenes en un islote de rocas aislado, sin una sombra y bajo una temperatura infernal. Pudieron hablar con ellos cuando se lanzaron al agua y se acercaron a la embarcación: les contaron que estaban en una “prisión” al aire libre donde el gobierno eritreo había enviado a multitud de jóvenes. Sus delitos, pequeños robos callejeros. Las condenas, de varios meses. Tenían que soportar temperaturas diarias cercanas a los 40º grados y sin comida. Para sobrevivir sólo disponían de sedales y anzuelos para pescar, nada para hacer fuego, sólo comían pescado secado al sol. El gobierno únicamente les proporcionaba agua: cada vez que salía un barco de pesca por esa zona tenía la "obligación" de pasar por este islote y reponer un bidón de 200 litros. Era la prisión perfecta, la más segura y sin guardias que los custodiaran. Escalofriante...

Foto de internet

Human Rights Watch afirma además que  allí también hay una isla (Dahlak Kebir, la mayor) que alberga un campo de prisioneros secreto para disidentes políticos. 

Es posible que Eritrea esté reutilizando, en el Archipiélago de Dahlak,  algunas cárceles que los italianos construyeron para presos eritreos durante su ocupación, como la que había en la isla de Nakura y que la propia Eritrea definió después como inhumana.

Se podría pensar que la gente no querría pasar sus vacaciones allí… pero lo más probable es que no seas el emir de Qatar, cuya empresa inmobiliaria estatal gastó 48 mill. usd en la construcción de un complejo turístico en Dahlak Kebir y que la convierte en una evidente incongruencia: un complejo privado financiado por Qatar, con decenas de bungalós y piscinas privadas en medio de la nada, con un amplio paseo a pocos metros de una playa tranquila y virgen. 

Este complejo, terminado en 2012 con mano de obra eritrea, incluye una planta desalinizadora, una pista de aterrizaje y un helipuerto. Da testimonio de la relación secreta pero trascendental entre Eritrea y Qatar, su socio económico más importante hace 10 años y con quien ya la relación no es tan buena, que fue en sí misma una ventana a la política conflictiva tanto del Cuerno de África como de Oriente Medio en general. Esta obra revela las ambiciones geopolíticas de Qatar (que sigue utilizando en exclusiva este resort) e ilustra los incomprensibles equilibrios que afloran cuando países estratégicamente cruciales como Eritrea mantienen un velo secreto en sus relaciones internacionales.

En este sentido, se dice también que existen en Eritrea dos pequeñas bases secretas israelíes de inteligencia, y que fueron atacadas con misiles o drones en octubre 2023, sin reconocimiento oficial (se especula que fueron los hutíes desde Yemen): 

  • en una isla del Archipiélago de Dahlak que Eritrea entregó en 1.995 a Israel a cambio de su ayuda en la ocupación de la isla yemení de Al Hunaysh.
  • y en la cima del monte más alto de Eritrea, el Emba Soira (3.018m) a 135 km al sur de Asmara, donde Israel utiliza desde 2016 un radar para monitorizar un área que comprende Arabia Saudí, Yemen, Sudán, el Mar Rojo e Irán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario