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20 febrero 2010

PERU (AMAZONAS) 2010 february

Acabo de llegar de Perú. país que he visitado ya en tres ocasiones. La 1ª vez fui a Cusco y Machu Pichu, la 2ª a Arequipa y el Valle del Colca y ahora bueno, no me he resistido a visitar el Amazonas ya que en las 2 veces que he estado en Brasil, con lo grande que es, me cogía muy a desmano.

Un planazo irrepetible, pero para ir solo, sin nadie que te marque el ritmo ni se retraiga por algunas cosas como las que se ven en algunas fotos.

De lunes a viernes estuve trabajando, y el viernes a la tarde me fui en avión (casi 2h.) hasta Iquitos, una ciudad cercana a la frontera con Brasil y Colombia y a la que solo se puede llegar por aire. Ahí me estaba esperando un guía que me llevó en barco 40 km río abajo por el Amazonas. 

Llegué de noche a una especie de albergue o lodge (http://www.explorama.com.pe/ceibatops_lodge.php) en plena selva y, por los ruidos de animales que oyes, enseguida te das cuenta que estás en un sitio muy recóndito del planeta.

Vamos...

La humedad, del 85% y la temperatura sería de unos 26 a la noche y de 35 de día. El “hotelito” estaba muy bien, AC en la habitación, una piscina preciosa y WI-FI gratis en el salón del restaurante..ah! y una antena de MoviStar gigantesca a pocos metros, increíble el contraste. Los planes eran levantarme a las 5,30 am para coger una lancha con el guía y el guripa-conductor e irnos solos por ahí a ver “cosas”. 

Muy entretenido y emocionado de estar allí contemplando escenas que ya se me han grabado en el disco duro para siempre, los amaneceres y las puestas de sol. Largas caminatas. Vi un puente colgante de 500m (en varios tramos) con una altura en su punto máximo de 40m. Impresionante. Había pumas y jaguares, que no vimos. 

En mitad de la selva el guía me llevó a  ver a un “Chamán” con el que tuve una tremenda experiencia “religiosa”: me hizo un ritual –yo lo quise- para “ahuyentarme los malos espíritus”, el tío no paró de cantar en un idioma nativo pronunciando mi nombre cada 2x3. Un flipe, echándome humo en la cabeza y yo con los ojos tapados con unas ramas mezcladas con un ungüento…vamos vamos que nos vamos. 


Visité la comunidad de los indios Yaguas, muy aislados, y todo parecía muy auténtico. Me enseñaron a disparar con una cerbatana gigante. Pesqué pirañas, con cebos de carne, pero eran pequeñitas. Vimos una reserva de aves a las 6am que me encantó, ahí quietos con el bote esperando a ver todo lo que se moviera y escuchando sonidos imposibles. Paramos a visitar a una señora que nos enseñó un jardín de nenúfares, y tenía un perezoso al que cogí en brazos y una anaconda a la que no atreví a coger porque ví cómo se le enredaba en su brazo y cómo tenía la cabeza sujetada. Sglups.

El Amazonas llegaba a tener en algunos tramos 1 km de ancho y contaba con numerosos afluentes. Muchos animales que no recuerdo el nombre, muchos que no pude o quise fotografiar para disfrutar del rápido momento de verlos, excursión nocturna para ver nidos de tarántulas (tremendo, con mis pantalones llenos de hormigas “militares”), monos del tamaño de una botella de coca-cola pequeña, el roedor más grande el mundo (como un perro), anacondas en el techo (interior) del restaurante, …pero no pude ver ni caimanes ni delfines de río (son rosas!!). El guía me dijo al despedirme que habia sido militar 10 años (sospechaba algo parecido) y físicamente era clavadito a Hugo Chavez.

El domingo por la tarde, vuelo a Lima, tras visitar un par de horas la ciudad de Iquitos (con 25.000 motos y motocars censados, parecía Hanoi!!), regresé a Madrid, siempre en Business jeje como no puede ser de otra manera para un viaje de 12 horas. Ah! y en Lima por fin comí “Cui”, que es una especie de roedor (como un hamster), que estaba delicioso, hay foto. 

Por cierto que las tres veces que he tomado un vuelo Lima-Madrid, las tres me ha detenido la policía en Lima, supongo que por mi "aspecto" dejado, tras una aventura de finde, jaja señal de que había disfrutado. Esta vez, hasta tuve que enseñar mi tarjeta de visita, pero ahora no me abrieron la maleta.


Una pasada de escapada y, después de este pelotazo de adrenalina, me siento aún más sensibilizado en la defensa de la naturaleza, aunque está claro que no hace falta irse tan lejos para sentir que estamos jodiendo el mundo. 

Ha sido una experiencia algo extrema, muy concentrada pero gratificante.
Por ello, el regreso fue más duro que de costumbre. 




























































Puedes ver los otros dos posts de PERU



y un video de los tres viajes a Peru

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