Emocionante y definitiva para un viajero. El África negra siempre te marca y Etiopía, tan variada y tan auténtica, te deja huella. Me ha parecido un país realmente asombroso, cargado de sorpresas, muy singular y con una enorme personalidad: nunca ha sido colonizado.
Un viaje extraordinario de 2 semanas que, bajo cualquier óptica, me ha resultado fascinante. Y además es un destino muy seguro.
Además de aventura a raudales, he tenido un aliciente adicional como en Irán: me atrae la mucho geopolítica, que explica tantas cosas. Y es que la influyente Etiopía, con eternos problemas étnicos, está en medio del “Cuerno de África”, una región convulsa y hasta hace muy poco una de las zonas más inestables del continente.
La historia de Etiopía, el único país que siempre se ha mantenido cristiano en África en un contexto de países islámicos, está fraguada en torno a dos centros religiosos principales: Axum, la antigua capital, unida por la leyenda a la reina de Saba y a El Arca de la Alianza, y Lalibela, la ciudad santuario del siglo XII. Ambos lugares poseen un legado histórico y artístico brutal, y son Patrimonio de la Humanidad.
Leyendas e historias se mezclan con la tradición religiosa etíope creando un excepcional mosaico, muy interesante de conocer.
Por circunstancias he viajado de nuevo en solitario, al igual que al espectacular Irán donde fui por libre el año pasado.
Y ha sido también, como ya lo fue en Myanmar, Mozambique, Camerún, Madagascar, Benín y Unguja (Zanzíbar), otra gratificante experiencia solidaria: llevé un maletón con ropa, juguetes, material escolar y, esta vez, también médico.
Unos 30 kg. extras a sumar a mi equipaje habitual (unos 15 kg.). Muy cargado pero muy feliz. Allí, era un “farányi” (o “farányo”): extranjero o blanco. Los niños te lo dicen sonriendo para llamar tu atención y así sonreírles tú también y darles o chocarles la mano… lo agradecen mucho. Eres novedad!.
Haber estado en el Danakil, impactante depresión volcánica y haberme bañado en un agujero abierto bajo un desierto de sal, en el punto más profundo del continente (a menos 130m). Haber dormido a la intemperie en el desierto en un campamento de la legendaria etnia Afar. Haber hecho trekking a 3.900 m en el Parque Nacional de Simien rodeado de monos babuinos gelada.
Dejo, como siempre, un vídeo del viaje donde se ve mucho mejor la intensidad de las experiencias, pero lo he partido en dos:
https://youtu.be/gjlnmYnFiiY (Norte)
https://youtu.be/40kVtgnIZ5M (Labibela y Harar)
Un país memorable y deslumbrante que no podría dejar indiferente a nadie.
Comienza la aventura.