Chiapas, uno de los estados más pobres y, dicen, con mayor amor propio de Mexico ha resultado ser una zona cautivadora, llena de colores, sabores y contrastes. Solo ensombrecida en parte debido a las tediosas carreteras y sus "topes" (badenes).
Quien no haya estado allí o tenga pensado visitar Chiapas en coche, deberá tener muy presente que las velocidades medias no superan los 30 km/h debido a malas carreteras e insufribles y numerosos "topes" (varios, antes y después de cada pueblo, y también -lo peor- en medio de la nada).
Tanto es así que -una vez visto el problema- esto nos obligó a modificar la ruta ya planificada del viaje y, en vez de pasar dos noches en Campeche, cancelar esas reservas e improvisar sobre la marcha una noche más en Palenque (en nochevieja) y otra en Mahahual (año nuevo).
Este viaje tuvo un delicioso final en la costa del Caribe frontera con Belice, en rincones con poco turismo y por ello doblemente deliciosos.
Momentos para un recuerdo imborrable: San Juan Chamula y las ruinas mayas de Toniná, que consiguen impresionar.
Y sigo contando...