Pedazo de viaje.
Brasil, más grande que toda Europa, da para MUCHOS viajes. Este fue
el primero que hicimos. Salió todo perfecto, menos un par de días lluviosos en Morro.
Morro de São Paulo es
un pueblo sin coches ubicado en el extremo noreste de la isla brasileña de Tinharé, en la costa del Atlántico. Alberga playas con palmeras como la Playa 1, ideal para practicar surf, o la Playa 2, jalonada de restaurantes. La playa número 4 tiene
aguas cálidas con unas vistas asombrosas. Cuando el mar se relaja, se forman increíbles piscinas naturales. y es una playa imprescindible si visitas Morro de São Paolo.
El plan era de 2 semanas, y fue, estar 3D 2N en
Salvador de Bahia, para conocer la ciudad y visitar en goleta las
islas de Frades e Itaparica, luego ir en coche a
Praia do Forte (a 70km de Salvador) para 3N para luego volver a Salvador y tomar una avioneta que en solo 15 min. nos llevaba al objetivo del viaje:
La Ihla de Tinharé, con
Morro do Sao Paulo, paradisiaco e increíble, sin coches y sin asfaltar, con un puntito algo hippie que molaba mucho y desde donde pudimos visitar la cercana isla de
Boipeba, espectacular, más virgen aún, y por suerte con poca oferta de pousadas.
Me da algo de pena que se conozca demasiado y que vaya mucha gente (aunque en Navidades está petado hasta el 1/enero).
Hablo de destinos de playa relativamente remotos que todavía conservan un
aire de aislamiento y alejamiento de la civilización. Pueblecitos tranquilos, por los que no circulan coches, con
fabulosas playas vírgenes que configuran un escenario ideal para el que quiere aislarse del mundo y disfrutar de bellezas naturales.
Superrecomendable a más no poder. Hemos intentado volver a Boipeba ya en dos ocasiones, en Navidades, pero al ser temporada alta, todas las pousadas te cobran las noches a un precio disuasorio.
Un vuelo barato de TAP, Bilbao-Lisboa-Salvador de Bahía y listo.
Viva la cachaza, la caipirinha, la caipiroska y la cerveja.